La capital siria, Damasco, y el espacio rural al este de esa ciudad, la Ghouta Oriental, son teatro de cruentos combates entre los yihadistas de al-Qaeda –respaldados por el Reino Unido y Francia– y las fuerzas de la República Árabe Siria. Esta última está tratando de liberar a la población de 7 años de ocupación y de imposición de la sharia. Pero las potencias coloniales se oponen a esos esfuerzos.