Tatiana nació prematura, y pasó más de un mes en una incubadora, alimentada mediante una perfusión que le pusieron en el cráneo. A poco andar, los médicos nos anunciaron que, habida cuenta del resultado de los exámenes realizados, Tatiana no veía. Tatiana era ciega. Tatiana no lloraba. De modo que nos dijeron que la niña era muda. Por si fuese poco, su ausencia de reacción a los ruidos con que intentaron obtener alguna respuesta de su parte, hacían presagiar que era sorda. Ciega, sorda y muda. Si eres padre, o madre, puedes imaginar lo que sentimos al conocer esos diagnósticos.