Sólo idiotas -que a veces abundan en política- podrían ignorar que se aproxima un reventón social. La acumulación histórica de injusticias y abusos, exacerbada ahora por el desplome de la institucionalidad neoliberal y la implosión de la pobreza y desigualdad, se ha convertido en una bomba social cuya espoleta es la desesperación. En Chile este fenómeno se inicia el 18 de octubre del año pasado: una insurrección pluriclasista y espontánea, de padres desconocidos, un rechazo furioso al orden impuesto por la fuerza en 1973.