Ya no nos resulta sorprendente escuchar que Panamá, Aruba, Islas Caimán o Bermudas hayan sido paradas obligatorias de aquellos que han querido burlar a las leyes de sus países y encontraron el refugio perfecto para ir acumulando la riqueza obtenida por medios lícitos o ilícitos; aunque, por el simple hecho de recurrir al secretismo y a la opacidad que ofrecen, estos regímenes ya generan una duda sobre el origen del dinero.