Frente a los planes de transformar el Cerro Chena en un centro cultural, ecológico e histórico, hay una omisión que no puede pasar inadvertida. Hay que dar cuenta a la ciudadanía de que el Cerro Chena tiene un pasado oscuro que no se ha develado en su totalidad. Hay que preservar lugares en los que cientos de compatriotas sufrieron. Justamente para que, así como el pucará, se conozca lo que allí se vivió.