Marx decía que los grandes hechos y personajes de la historia se repiten dos veces, primero como tragedia y luego como farsa. El libertarismo Alt-right, la nueva extrema derecha norteamericana, está haciendo todos los esfuerzos imaginables para convertirse en la repetición farsesca del fascismo del siglo pasado. Farsesca, no sólo por sus pretensiones mesiánicas (“salvar a Occidente”) y por la mezcolanza ridícula con que compone su narrativa (supremacismo cultural, anarquismo, ultraconservadurismo, fe ciega en el capitalismo, etc.), sino también por la creencia de que el capitalismo —ojo, el capitalismo, no las libertades individuales— necesita de héroes y cruzados que corran a salvarlo, como si de la frágil doncella de los cuentos de hadas se tratara.¿Salvarlo de qué?