«Estos grupos armados están curiosamente ausentes cuando expresamos nuestra indignación por la carnicería en Guta», denuncia Fisk.
No hay periodistas occidentales que les entrevisten [a los terroristas], «porque estos defensores de Guta nos cortarían la cabeza si intentáramos o siquiera osáramos entrar en el suburbio sitiado». Y en las imágenes que se obtienen, «increíblemente», no se ve tampoco ni un solo hombre armado.
«Esto no significa que los heridos o los niños muertos o los cadáveres ensangrentados no sean reales o que la película sea falsa. Pero está claro que las grabaciones no muestran toda la verdad», concluye el corresponsal Robert Fisk.  «Después de todo, ¡hemos estado armando a esta gente durante años!»