El masivo despliegue policial ordenado por el Intendente de Santiago en la tarde del 20 de diciembre para impedir que los ciudadanos pudiesen congregarse a protestar en la Plaza de la Dignidad, como lo ha venido haciendo desde el 18 de octubre todos los días viernes, ha sido una expresión más de la voluntad claramente antidemocrática que, más allá de la retórica y de las poses engañosas, anima todo el accionar del gobierno de Piñera.