Campesinos miserables, los croatas se vieron obligados a emigrar para no morirse de hambre en su propio país. El emigrado Policarpo Luksic llegó a Chile allá por al año 1906, a un país que, a pesar de las frecuentes masacres que jalonaban el desarrollo de la industria del salitre y las explotaciones agrícolas, estaba a años luz de la muy primitiva Croacia.