Pese a que el núcleo de la Iglesia “chascona” de los años 80 se levantó al alero del cardenal y muchos batallaban contra la barbarie de Pinochet, también callaban otros oscuros episodios. Ahí se situaron Cristián Precht y Miguel Ortega, quienes amarraron lazos mientras fueron compañeros en el seminario y, aunque desde una vereda totalmente opuesta en materia de violaciones a los DDHH en dictadura, también tuvieron a otro compañero que sería inseparable: Raúl Hasbún.