Los jóvenes se apropian de los centros pero, sobre todo, se apropian de sus vidas. En la ocupación de la escuela técnica Paula Souza, en Sao Paulo, un grupo de jóvenes reflexionó junto al colectivo Passa Palavra: “Las personas que participaron en el movimiento el año pasado sufrieron un impacto muy fuerte en su vidas (…) cuando el movimiento termina no quieren retornar a la misma vida de antes, quieren cambiar el mundo, ser militantes”