Según el estado tomado al enemigo, su fuerza disponible en esta jornada eran nueve mil trescientos diez hombres, mientras el ejército libertador formaba cinco mil seiscientos ochenta. Los españoles no han sabido qué admirar más, si la intrepidez de nuestras tropas en la batalla, o la sangre fría, la constancia, el orden y el entusiasmo en la retirada desde la inmediaciones del Cuzco hasta Humanga, al frente del enemigo.