La utópica misión del neoliberalismo es instaurar un régimen universal basado en las leyes estadounidenses, como nos recuerda Hobsbawm, y para ello debe lograr que los Estados soberanos cedan su soberanía, acepten aplicar la ley estadounidense (¿No es lo que Griesa exige?) y derriben las barreras nacionales, para así convertirse en Estados garantes de un sistema al servicio exclusivo de los intereses económicos representados en los oligopolios financieros, industriales, comerciales, mineros, agroindustriales, entre otros más cuyas casas matrices están en EE.UU., la UE, Japón, Canadá y otros países de la órbita imperial.