En 2005, cuando los precios del petróleo comenzaron a ascender y los socialistas bolivarianos liderados por Hugo Chávez estaban en su cumbre, 14 países del Caribe se reunieron en Puerto La Cruz, Venezuela, para lanzar el esquema de Petrocaribe. La idea era elegante. Venezuela, con una de las más grandes reservas de petróleo del mundo, vendería el crudo a las islas caribeñas en apuros a través de un negocio muy lucrativo. Parte del petróleo era pagado por adelantado y el resto sería cancelado con los años bajo una ridícula tasa de interés (1%).