Cuando el antropólogo francés André Varagnac (1894-1983) afirmó que “toda innovación implicaba un peligro de muerte colectivo” subrayaba, que en el proceso evolutivo del Homo Sapiens, fue el único y primero entre los primates que se destacó “fabricando utensilios para hacer otros utensilios” y los conservaba para volverlo a usarlos. Luego, el avance tecnológico primitivo llevó poco a poco a sofisticar los utensilios –y en la medida que adquiría conciencia moral- fue dándole un uso práctico cada vez más variado y amplio: matar para sobrevivir.