Es posible que la inteligencia humana (al menos aquella al servicio del poder) sea una anormalidad cancerosa de nuestra especie, si consideramos que los tiburones y las hormigas han estado en este planeta millones de años antes que nosotros. En apenas unos pocos miles de años y, sobre todo como consecuencia de los últimos siglos, la especie humana se ha acercado peligrosamente, como nunca antes, a la extinción por suicidio propio.