Cuando vi que nuestro primer ministro Charles Michel declaraba en conferencia de prensa que los belgas tenían que unirse y esquivaba con cautela la cuestión esencial: «¿Cómo hemos llegado a esto, quiénes son los responsables?», me enfurecí con ese hombre hipócrita que nos propone solo seguir como antes, cuando la pregunta que se hace la gente es precisamente «¿Cómo evitar que esto vuelva a suceder? ¿Qué políticas aplicar para poner fin a este engranaje infernal?».