En una conversación que tuvimos en París, luego de su charla en la Conferencia INET [The Institute for New Economic Thinking], me observó que la elasticidad de la sustitución entre capital y trabajo mayor que 1 –un supuesto habitual en el libro de Piketty El capital en el siglo XXI— combinada con un progreso tecnológico que no cayera como maná del cielo, sino que se desarrollara en respuesta a los precios de los factores, traería consigo un proceso explosivo que sólo podría terminar con un capital en posesión de todo el ingreso neto de un país.