En este sentido, Chile, resulta un caso testigo para toda la región latinoamericana. Es que el país andino ha vivido un profundo proceso de desarme de los tejidos sociales y políticos por el paso despiadado del neoliberalismo, se encuentran hoy resistiendo a nuevos embates del sistema que siguen atacando a los trabajadores, sus instituciones y sus posibilidades de organización. Desde la derrota de la “vía pacífica al socialismo”  que el gobierno de Salvador Allende propuso, el neoliberalismo llegó como un ladrillo en la cabeza del pueblo chileno, combinando totalitarismo político (pinochetismo), neoliberalismo económico (Chicago Boy´s) y fundamentalismo conservador (cultural y religioso).