Lo que está sucediendo en Ceuta no es nuevo. La única novedad es el elevado número de personas que lograron entrar en las primeras 24 horas (más de 7.000, cifra récord). Esta dinámica y sus ingredientes se repiten varias veces al año desde principios de los noventa. Rabat sabe que la cuestión migratoria es muy sensible en las urnas y el debate público español: cuando relaja el control de sus fronteras, el Gobierno de España entra en pánico y accede a cualquier cosa.