26 de julio de 2021
El Sáhara Occidental, la última colonia de África, lleva cuarenta y seis años esperando su descolonización tras los ilegales acuerdos tripartitos de Madrid con Marruecos y Mauritania (1975), por los que España cedía una soberanía que no podía ceder porque no le pertenecía. En todos estos años, tras la renuncia de Mauritania, la ocupación marroquí, la guerra y el alto el fuego en 1991, la situación ha quedado estancada en espera del referéndum de autodeterminación prometido por la ONU y que da nombre a la Minurso (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental). Esta Misión no sólo es inoperante en cuanto a su propósito, sino legitimadora de una actuación marroquí que lleva todos estos años vulnerando la legalidad internacional y, lo más grave, pisoteando los derechos humanos de la población saharaui que permaneció en los territorios ocupados.

La ciudadanía española (no así los partidos políticos que dicen representarla), por razones varias, siempre ha sido solidaria con el pueblo saharaui. Razones de tipo histórico, puesto que el Sáhara Occidental llegó a ser la provincia 53, sus pobladores disponían de la ciudadanía española con su correspondiente documentación (DNI, pasaporte), incluso tenía su representación política en las Cortes franquistas.

Razones de tipo humanitario, al ser conscientes de la situación del pueblo saharaui dividido entre unos campamentos de refugiados con carencias de todo tipo en la hamada argelina de Tindouf, unos territorios ocupados por Marruecos sometidos a una dura represión, y una diáspora, cada vez más numerosa, repartida por toda Europa, y sobre toda por toda la geografía ibérica. Y razones de tipo político, ya que somos muchas personas del Estado español que todavía recordamos lo que es vivir bajo una dictadura, como lo es Marruecos, sin separación de poderes, puesto que el rey es a la vez jefe de Estado, líder religioso, fuente de legislación y uno de los mayores empresarios de África con intereses en banca, seguros, turismo y telefonía.

Esta avalancha solidaria (manifestaciones, mociones en ayuntamientos, grupos interparlamentarios, caravanas humanitarias con alimentos y medicinas, marchas recorriendo todas las autonomías y, sobre todo, el programa ‘Vacaciones en paz’ con miles de menores saharauis pasando los meses estivales con familias españolas), no ha servido para revertir la situación de estancamiento que vive hoy el Sáhara Occidental y la grave situación humanitaria y política de sus gentes.

Desde la década de los años sesenta cuando la ONU solicitó la descolonización del Sáhara Occidental, no hemos sido capaces de hacer que el organismo cumpla sus propias resoluciones. No hemos conseguido que España, como antigua metrópoli colonial y actual potencia administradora, asuma sus responsabilidades humanitarias, políticas y legales. No parece que podamos evitar que democracias consolidadas, como Francia, apoyen la dictadura marroquí, blanqueen la violación de los derechos humanos del pueblo saharaui y bloqueen cualquier resolución que afecte a Marruecos en el Consejo de Seguridad de la ONU.

¿Qué hacer? Por supuesto, seguir con todo este movimiento solidario tan necesario que, además, requerirá de redoblados esfuerzos para que no empeore la situación. Pero en paralelo, a quienes nos preocupa, ocupa y nos duele el Sáhara Occidental, deberíamos invertir más energías en encontrar unas acciones nuevas, unos procedimientos alternativos, unas iniciativas novedosas que obliguen o empujen a los organismos internacionales y a los estados nacionales a poner fin a la injusta y anacrónica situación del ese territorio.

Sin querer ser excluyente, ni por supuesto clarividente en las medidas (por ejemplo, se podría pedir la inclusión en los currículos escolares de la historia del Sáhara Occidental), propongo la creación de unas Brigadas Internacionales. Llámense como quieran (de paz, de apoyo, de observación), estarían formadas por personal de los países involucrados (España, Francia, EE UU, incluso de Marruecos, si no temen a las represalias) y actuarían en los territorios en conflicto bajo la supervisión y las órdenes del Frente Polisario. Su único objetivo: dado que los Estados nacionales se niegan a asumir sus responsabilidades legales, humanitarias y políticas, vamos a involucrarles, por la vía pacífica de los hechos, con la presencia de su ciudadanía en la zona de conflicto.

Y al respecto, dos reflexiones.

Intentar descalificar esta iniciativa con el argumento de ‘ir a pegar tiros’ es no ajustarse a la realidad. En primer lugar porque se trata de una iniciativa ciudadana pacífica. Y en segundo lugar, porque el pueblo saharaui, como ha demostrado hasta el hartazgo, se basta y se sobra para defender su territorio y su soberanía, su dignidad, en definitiva.

En el caso de España, con el gobierno más ‘progresista’ de la historia, intentar descargar cualquier responsabilidad sobre los propios brigadistas o amenazar con represalias al regreso, sería de una enorme hipocresía y tener una flaca memoria de lo que supusieron las Brigadas Internacionales que acudieron en defensa de la República contra el fascismo.

Así pues, ahí queda esta propuesta, vieja en el tiempo, pero novedosa para ilusionar, lista para ser estudiada, debatida, cuestionada, y en su caso, decidir o no su aplicación.

*Fuente: Levante

29 de julio 2020


Desde muy temprana edad, Fidel Castro fascinó multitudes por una imanada elocuencia que deslumbraba a los que lo escuchaban. Sus discursos devenidos en pedagogía revolucionaria a partir de enero de 1959 permiten conformar y dar continuidad al hilo histórico de la revolución cubana. Sería muy difícil establecer una alocución mejor que otra en términos retóricos, pero en cuanto a contenido se refiere, hay algunas que marcaron pauta y definieron el curso de Cuba y de la vida de su pueblo.

Uno de ellos -entre los más trascendentales a mi juicio- es el pronunciado el 5 de diciembre de 1988 en la Plaza de la Revolución de La Habana, en la conmemoración del 32° aniversario del desembarco del Granma, fecha considerada fundacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Esta proclama, esclarecida en su esencia y notable en su dimensión, encarna el valor de la erudición, la memoria de la lealtad, la confianza en el futuro, la fuerza de los momentos difíciles y la felicidad en la victoria que Fidel siempre supo transmitirle a su pueblo.

Al explicar los avatares de la misión internacionalista del pueblo cubano que condujo a la derrota total del ejército sudafricano en la batalla de Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, la cual trajo consigo el fin de la oprobiosa ideología del apartheid en toda África, el comandante en jefe de la revolución cubana selló sus palabras con dos frases: «Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo«.

Con ello, Fidel firmó una hoja más en el libro de la leyenda de Cuba, proporcionándole estructura formal a un distintivo que estando adherido férreamente a la perenne tradición de lucha de su pueblo, ahora, de la mano del líder, adquiría dimensión superlativa al transformarse en identidad que daba continuidad a su historia, pudiendo ser asumida por las nuevas generaciones que habrían de nacer en la gloriosa isla del Caribe, como expresión pura de la cubanidad.

Veinte años antes, en 1968 Fidel ya se había referido al tema. Al dirigirse al pueblo en una alocución televisada para analizar los acontecimientos que habían ocurrido en Checoslovaquia durante ese año, refrendó su convicción de que: “…el ideal comunista no puede olvidarse un solo instante del internacionalismo. Los que luchan por el comunismo dentro de cualquier país del mundo, no pueden nunca olvidarse del resto del mundo y cuál es la situación de miseria, de subdesarrollo, de pobreza, de ignorancia, de explotación en este resto del mundo”.

Cuando Fidel hablaba de la deuda que Cuba tenía con la humanidad, tal vez estaba recordando a aquellos que viniendo de otras tierras lucharon junto al pueblo cubano por su independencia. El más destacado entre ellos fue sin duda Máximo Gómez, nacido en República Dominicana quien llegó a ostentar el grado de Mayor General terminando la Guerra de Independencia de 1895 como General en Jefe del Ejército Mambí.

Pero no fue el único, junto a él estuvieron los hermanos peruanos Leoncio Prado y José Santos Grocio Prado, el puertorriqueño Juan Rius Rivera, el polaco Carlos Roloff, el colombiano Avelino Rosas, el chileno Pedro Vargas Sotomayor y los estadounidenses Thomas Jordan y Henry Reeve entre otros, todos de destacada participación en la contienda emancipadora.

Pero también, desde muy temprano Cuba había ofrecido su solidaridad generosa a otros pueblos. José Francisco Lemus llegó al grado de coronel del Ejército de Bolívar, Francisco Agüero y Manuel Andrés formaron parte del Ejército Libertador de Bolivia como subtenientes.

Gesta relevante de la historia más reciente de Cuba fue la participación de centenares de sus hijos que organizados por el partido Comunista o a través de otros procedimientos, acudieron al llamado de España para defender la República. Formaron parte de la 15 Brigada Internacional, el 50 Regimiento de Milicias, la 112 División al mando de Enrique Líster, la 46 División al mando de Valentín González “el Campesino” y el Batallón Abraham Lincoln en el que una de sus compañías que estaba destinada a los enfrentamientos en las zonas más álgidas tenía una sección constituida íntegramente por cubanos provenientes de la centuria Guiteras al mando de Rodolfo de Armas, caído en combate en febrero de 1937. De la misma manera, dieron su vida en España los destacados revolucionarios cubanos Moisés Raigorodsky, líder estudiantil, el obrero Policarpo Candón y el escritor y periodista Pablo de la Torriente Brau, quien había nacido en Puerto Rico.

En el área de la salud, ya en el siglo XIX se destacaron médicos cubanos que fueron a salvar vidas en conflictos de otros países, entre ellos los doctores Antonio Lorenzo Luaces de Iraola Guerra quien participó en la guerra de Secesión de Estados Unidos, Manuel García Lavín y Chappotin en la guerra franco prusiana, donde obtuvo la Legión de Honor de Francia y Luis Díaz Soto en la guerra civil española, inaugurando una tradición que la revolución triunfante en 1959 habría de transformar en vocación y práctica permanente convirtiéndola en valor intrínseco que el pueblo de Cuba construiría para el bien de su propia salud y la de toda la humanidad.

Ya en 1960, tras el terremoto ocurrido en el mes de mayo en Chile, médicos y técnicos de salud cubanos acudieron a prestar ayuda solidaria cuando la revolución apenas transitaba su segundo año, a pesar que más de 3.000 médicos (alrededor del 50% de los existentes) habían abandonado el país cuando percibieron que la medicina dejaría de ser un bien de lucro para tornarse en derecho de todo el pueblo.

En 1963, se produce la formalización de la colaboración médica cubana como instrumento de amistad y solidaridad con los pueblos a partir del 23 de mayo de ese año cuando es enviada una brigada de 54 trabajadores de la salud a Argelia, país africano que había obtenido recientemente su independencia del dominio francés. Este primer contingente estuvo conformado por 29 médicos, 14 enfermeros y enfermeras, 7 técnicos de rayos X y 4 odontólogos que cumplieron su misión de forma totalmente voluntaria.

En las tres primeras décadas de la revolución, Cuba prestó asistencia médica en innumerables países, entre ellos Vietnam, Angola, Siria, Etiopía, Namibia, Líbano, Libia, Palestina y Nicaragua cuando fue asolada por el terremoto de 1972 en tiempos en que el país vivía bajo la atroz dictadura de Somoza. Posteriormente, misiones similares acudieron a Perú afectado por un terremoto, a Haití, Guatemala, la misma Nicaragua ya durante la revolución sandinista, Granada, Brasil, Pakistán y Uruguay entre otros.

Junto a ello, Cuba comenzó a ofrecer gratuitamente becas para la formación de médicos en sus universidades, en primera instancia a Vietnam, a aquellos países africanos que iban accediendo a la independencia en la década de los 70 del siglo pasado y al Chile de Salvador Allende. La amplia solicitud de países del mundo subdesarrollado para que Cuba les formara profesionales de la salud condujo a la fundación en 1999 de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Según su página oficial éste es un “proyecto científico–pedagógico [que] hoy acoge a estudiantes de 122 países latinoamericanos, caribeños, de Estados Unidos, África, Asia y Oceanía. Estos jóvenes presentan diversidades étnicas, educacionales y culturales, pero todos cursan sus estudios en un clima fraterno y amistoso” configurando una experiencia única de su tipo en todo el mundo, que también es expresión de los altos valores humanistas y solidarios de la Cuba revolucionaria.

En abril de 1986 ocurrió un accidente en una central nuclear al norte de Ucrania en las inmediaciones de la ciudades de Chernóbil y Pripiat, a unos 15 km. de la frontera con Bielorrusia. Se calcula que alrededor de 600 mil personas recibieron algún grado de radiación, entre ellos muchos jóvenes e infantes. Una vez más, Cuba se ofreció para dar tratamiento a esos niños afectados por el accidente. En ese marco, entre marzo de 1990 y noviembre de 2011, 26.114 pacientes (84% niños) de Ucrania, Rusia y Bielorrusia recibieron acogida y tratamiento en una urbanización especialmente habilitada para ello al este de La Habana. Vale recordar que en el intertanto, la Unión Soviética desapareció, Cuba fue sometida a un incremento del criminal bloqueo de Estados Unidos conduciendo a lo que fue denominado “período especial”, el momento más crítico en términos económicos desde 1959, sin que el programa de apoyo a la recuperación de los niños de Chernóbil fuera paralizado o suspendido.

El 10 de septiembre de 2014 ante un llamado realizado el día anterior por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon recabando ayuda para detener el avance de la epidemia de ébola que afectaba a varios países africanos, el gobierno de Cuba dio a conocer, que aportaría una brigada de 165 integrantes, de los cuales 62 eran médicos y 103 enfermeros y enfermeras con un promedio de 15 años de experiencia que se ofrecieron voluntariamente para esta misión de alto contenido humanitario, dada la peligrosidad del virus. Estos se sumaron a los 23 colaboradores médicos que Cuba ya tenía en Sierra Leona y 16 en Guinea. Cuba fue el país del mundo que más aportó a la lucha contra esta epidemia en África.

En el desarrollo, mejoramiento, ampliación y especialización de la ayuda médica cubana, el 25 de agosto de 2005, el comandante en jefe Fidel Castro decide la fundación de una brigada internacional de médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias. Dos días antes, el huracán Katrina había irrumpido desde el golfo de México en el sur de estados unidos causando muerte y devastación en los estados de Lousiana, Mississippi y Alabama. No importó que Cuba siguiera sometida al cruel bloqueo estadounidense que por 45 años en ese momento golpeaba cotidianamente la vida del pueblo. Una vez más, estuvo presente el sentimiento humano por encima del conflicto para ofrecer la necesaria ayuda médica para el atribulado pueblo de esos estados sureños.

En el interés de “saldar su deuda con la humanidad” como había dicho Fidel, ese contingente recibió el nombre de Henry Reeve -rindiendo de esa manera- homenaje a aquel joven neoyorkino quien con solo 19 años se incorporó a la lucha independentista de Cuba contra el dominio español.

Henry Reeve nació en Brooklyn el 4 de abril de 1850. En Cuba fue conocido como “el Inglesito”. Por su valentía y disciplina en el combate fue ascendiendo en el escalón de mando del ejército mambí hasta llegar a ostentar el grado General de Brigada en 1873 después de haber participado en más de 400 batallas. Fue segundo del Mayor general Ignacio Agramonte y, a la muerte de éste, pasó a ser el segundo del Mayor general Máximo Gómez. Bajo el mando de Agramonte, Reeve participó en el rescate del general Julio Sanguily que se encontraba prisionero de los españoles en octubre de 1871. Agramonte, Reeve y otros 34 soldados vencieron a una tropa realista de 120 hombres.

Bajo el mando de este último, Reeve participa en la invasión a la central provincia de Las Villas, circunstancias en la cual el 4 de agosto de 1876 en Yaguaramas, su unidad es aniquilada en un combate y ante la imposibilidad de escapar, prefiere quitarse la vida antes de caer en manos de los españoles. En su libro “Reeve: el inglesito”, Gilberto Toste Ballart afirma que la vida revolucionaria del joven estadounidense “fue de gran brillantez y gloria, reconocida aun por sus adversarios del lado colonialista”.

Con su nombre inmortal, desde el inicio de la pandemia de Covid-19 en el mundo hasta la fecha, alrededor de 10 mil cooperantes cubanos han integrado el Contingente. Según informó el ministro de Salud de Cuba, José Ángel Portal, hasta el momento 44 contingentes de la brigada “Henry Reeve” han trabajado en 37 países “con la participación de más de 3.750 profesionales, de los cuales el 64% son mujeres y se han sumado al resto de los 58 países [donde existe ayuda médica cubana] que también han atendido a más de 79.000 pacientes”.

La Brigada “Henry Reeve” ha hecho suyo el principio de Fidel y han entendido que al luchar por la vida de otros, lo están haciendo por Cuba. Pero van más allá. Lo hacen con entrega, con amor, con profundo sentimiento humanista, sin pedir nada a cambio encarnando un ejemplo inimitable de los ideales más puros y los principios más sólidos que deberían regular las relaciones entre las naciones y los pueblos del planeta.

Por todo ello, sería de elemental justicia que se le concediera el Premio Nobel de la Paz a la Brigada Henry Reeve que ha esparcido salud por el mundo, poniendo a Cuba, a su pueblo, y a su personal médico en el pedestal más alto al que se puede aspirar: el de ser promotores de vida y de amor en todos los rincones del mundo a donde ha llegado su brazo solidario y fraterno sin medir dificultades, contratiempos ni adversidades solo con el cerebro y el corazón puestos en transmitir la grandeza desbordante de Cuba, de su pueblo y de su revolución. Así, también se rinde homenaje al patriota José Martí quien estableciera con plena certeza que “Patria es humanidad”.

*Fuente: pensandoAmericas

23/04/2020
Para el filósofo y lingüista Noam Chomsky, la primera gran lección de la actual pandemia es que estamos ante “otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo”, que en el caso de Estados Unidos está agravado por la naturaleza de los “bufones sociópatas que manejan el Gobierno” liderado por Donald Trump.
Desde su casa de Tucson (Arizona) y lejos de su despacho en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), desde el que cambió para siempre el campo de la lingüística, Chomsky repasa en una entrevista con Efe las consecuencias de un virus que deja claro que los gobiernos están siendo “el problema y no la solución.
 
—¿Qué lecciones positivas podemos extraer de la pandemia?
—La primera lección es que estamos ante otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que pase algo parecido va a ser peor. Es obvio después de lo que ocurrió tras la epidemia del SARS en 2003. Los científicos sabían que vendrían otras pandemias, probablemente de la variedad del coronavirus. Hubiese sido posible prepararse en aquel punto y abordarlo como se hace con la gripe. Pero no se ha hecho.
Las farmacéuticas tenían recursos y son superricas, pero no lo hacen porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los Gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución.
Estados Unidos es una catástrofe por el juego que se traen en Washington. Saben cómo culpar a todo el mundo excepto a ellos mismos, a pesar de que son los responsables. Somos ahora el epicentro, en un país que es tan disfuncional que ni siquiera puede proveer de información sobre la infección a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 
—¿Qué opina de la gestión de la administración Trump?
—La manera en la que esto se ha desarrollado es surrealista. En febrero la pandemia estaba ya haciendo estragos, todo el mundo en Estados Unidos lo reconocía. Justo en febrero, Trump presenta unos presupuestos que merece la pena mirar. Recortes en el Centro de Prevención y Control de Enfermedades y en otras partes relacionadas con la salud. Hizo recortes en medio de una pandemia e incrementó la financiación de las industrias de energía fósil, el gasto militar, el famoso muro…
Todo eso te dice algo de la naturaleza de los bufones sociópatas que manejan el Gobierno y que el país está sufriendo. Ahora buscan desesperadamente culpar a alguien. Culpan a China, a la OMS… y lo que han hecho con la OMS es realmente criminal. ¿Dejar de financiarla? ¿Qué significa eso? La OMS trabaja en todo el mundo, principalmente en países pobres, con temas relacionados con la diarrea, la maternidad… ¿Entonces qué están diciendo? “Vale, matemos a un montón de gente en el sur porque quizás eso nos ayude con nuestras perspectivas electorales”. Eso es un mundo de sociópatas.
 
—Trump empezó negando la crisis, dijo incluso que era un bulo demócrata… ¿Puede ser esta la primera vez que a Trump le han vencido los hechos?
—A Trump hay que concederle un mérito… Es probablemente el hombre más seguro de sí mismo que ha existido nunca. Es capaz de sostener un cartel que dice “os amo, soy vuestro salvador, confiad en mí porque trabajo día y noche para vosotros” y con la otra mano apuñalarte en la espalda. Es así cómo se relaciona con sus votantes, que lo adoran independientemente de lo que haga. Y recibe ayuda por un fenómeno mediático conformado por Fox NewsRush LimbaughBreitbart… que son los únicos medios que miran los republicanos.
Si Trump dice un día “es solo una gripe, olvidaos de ella”, ellos dirán que sí, que es una gripe y que hay que olvidarse. Si al día siguiente dice que es una pandemia terrible y que él fue el primero en darse cuenta, lo gritarán al unísono y dirán que es la mejor persona de la historia.
A la vez, él mismo mira Fox News por las mañanas y decide qué se supone que tiene que decir. Es un fenómeno asombroso. Rupert Murdoch, Limbaugh y los sociópatas de la Casa Blanca están llevando el país a la destrucción.
 
—¿Puede esta pandemia cambiar la manera en la que nos relacionamos con la naturaleza?
—Eso depende de la gente joven. Depende de cómo la población mundial reaccione. Esto nos podría llevar a estados altamente autoritarios y represivos que expandan el manual neoliberal incluso más que ahora. Recuerde: la clase capitalista no cede. Piden más financiación para los combustibles fósiles, destruyen las regulaciones que ofrecen algo de protección… En medio de la pandemia en EE.UU. se han eliminado normas que restringían la emisión de mercurio y otros contaminantes… Eso significa matar a más niños estadounidenses, destruir el medio ambiente. No paran. Y si no hay contrafuerzas, es el mundo que nos quedará.
 
—¿Cómo queda el mapa de poder en términos geopolíticos despúes de la pandemia?
—Lo que está pasando a nivel internacional es bastante chocante. Está eso que llaman la Unión Europea. Escuchamos la palabra “unión”. Vale, mira Alemania, que está gestionando la crisis muy bien… En Italia la crisis es aguda… ¿Están recibiendo ayuda de Alemania? Afortunadamente están recibiendo ayuda, pero de una “superpotencia” como Cuba, que está mandando médicos. O China, que envía material y ayuda. Pero no reciben asistencia de los países ricos de la Unión Europea. Eso dice algo…
El único país que ha demostrado un internacionalismo genuino ha sido Cuba, que ha estado siempre bajo estrangulación económica por parte de EE.UU. y por algún milagro han sobrevivido para seguir mostrándole al mundo lo que es el internacionalismo. Pero esto no lo puedes decir en EE.UU. porque lo que has de hacer es culparles de violaciones de los derechos humanos. De hecho, las peores violaciones de derechos humanos tienen lugar al sudeste de Cuba, en un lugar llamado Guantánamo que Estados Unidos tomó a punta de pistola y se niega a devolver.
Una persona educada y obediente se supone que tiene que culpar a China, invocar el “peligro amarillo” y decir que los chinos vienen a destruirnos, nosotros somos maravillosos.
Hay una llamada al internacionalismo progresista con la coalición que empezó Bernie Sanders en Estados Unidos o Varoufakis en Europa. Traen elementos progresistas para contrarrestar el movimiento reaccionario que se ha forjado desde la Casa Blanca (…) de la mano de Estados brutales de Oriente Medio, Israel (…) o con gente como Orban o Salvini, cuyo disfrute en la vida es asegurarse de que la gente que huye desesperadamente de África se ahoga en el Mediterráneo.
Pones todo ese “reaccionarismo” internacional en un lado y la pregunta es… ¿serán contrarrestados? Y solo veo esperanza en lo que ha construido Bernie Sanders.
 
—Que ha perdido…
—Se dice comúnmente que la campaña de Sanders fue un fracaso. Pero eso es un error total. Ha sido un enorme éxito. Sanders ha conseguido cambiar el ámbito de la discusión y la política y cosas muy importantes que no se podían mencionar hace un par de años ahora están en el centro de discusión, como el Green New Deal, esencial para la supervivencia.
No le han financiado los ricos, no ha tenido apoyo de los medios… El aparato del partido ha tenido que manipular para evitar que ganase la nominación. De la misma manera que en Reino Unido el ala derecha del Partido Laborista ha destruido a Corbyn, que estaba democratizando el partido en una manera que no podían soportar.

Estaban dispuestos hasta a perder las elecciones. Hemos visto mucho de eso en EE.UU., pero el movimiento permanece. Es popular. Está creciendo, son nuevos… Hay movimientos comparables en Europa, pueden marcar la diferencia.

 
—¿Qué cree que pasará con la globalización tal y como la conocemos?
—No hay nada malo con la globalización. Está bien ir de viaje a España, por ejemplo. La pregunta es qué forma de globalización. La que se ha desarrollado ha sido bajo el neoliberalismo. Es la que han diseñado. Ha enriquecido a los más ricos y existe un enorme poder en manos de corporaciones y monopolios. También ha llevado a una forma muy frágil de economía, basada en un modelo de negocio de la eficiencia, haciendo las cosas al menor costo posible. Ese razonamiento te lleva a que los hospitales no tengan ciertas cosas porque no son eficientes, por ejemplo.
Ahora el frágil sistema construido está colapsando porque no puede lidiar con algo que ha salido mal. Cuando diseñas un sistema frágil y centralizas la manufacturación y la producción solo en un lugar como China… Mira Apple. Hace enormes beneficios, de los que pocos se quedan en China o en Taiwán. La mayor parte de su negocio va a parar a donde probablemente han puesto una oficina del tamaño de mi estudio, en Irlanda, para pagar pocos impuestos en un paraíso fiscal.

¿Cómo es que pueden esconder dinero en paraísos fiscales? ¿Es eso parte de la ley natural? No. De hecho en Estados Unidos, hasta Reagan, era algo ilegal. Igual que las compraventas de acciones. (…) ¿Eran necesarias? Lo legalizó Reagan.

Todo ha sido diseñado, son decisiones… que tienen consecuencias que hemos visto a lo largo de los años y una de las razones por las que encuentras lo que se ha mal llamado “populismo”. Mucha gente estaba enfadada, resentida y odiaba al gobierno de forma justificada. Eso ha sido un terreno fértil para demagogos que podían decir: soy tu salvador y los inmigrantes esto y lo otro.
 
—¿Cree que, tras la pandemia, Estados Unidos estará más cerca de una sanidad universal y gratuita?
—Es muy interesante ver esa discusión. Los programas de Sanders, por ejemplo, sanidad universal, tasas universitarias gratuitas… Lo critican en todo el espectro -ideológico-. Las críticas más interesantes vienen de la izquierda. Los columnistas más liberales del New York TimesCNN y todos ellos… Dicen que son buenas ideas, pero no para los estadounidenses.
La sanidad universal está en todas partes. En toda Europa de una forma u otra. En países pobres como Brasil, México… ¿Y la educación universitaria gratuita? En todas partes… Finlandia, Alemania, México… en todos lados. Así que lo que dicen los críticos en la izquierda es que Estados Unidos es una sociedad tan atrasada que no se puede poner a la altura del resto del mundo. Y te dice bastante de la naturaleza, la cultura y de la sociedad.

*Fuente: Insurgente

Médicos cubanos en Haití, tras el terremoto de 2010, cuando era infierno de este mundo. Foto: Juvenal Balán Neyra/Granma.

Me conecto y un mensaje salta en mi chat: “Leti, voy camino a La Habana para salir para Bahamas”. ¿Cómo es eso? ¿Dónde estás? ¿Cuándo es la cosa?, pregunto en retahíla del lado de acá de la pantalla.

Respiro y pienso. Ciertamente no debiera extrañarme. Primero, es Cuba y su “manía” hermosa de ayudar; luego, es la doctora Ana Maris Machado, un ser de otro mundo que me regaló Haití cuando era infierno de este mundo, mucho más después del terremoto del año 2010, ese que apagó en segundos la vida de más de 250 mil personas.

Estaba en La Habana; me llamaron como a las tres de la tarde para preguntar mi disposición; salí para Cienfuegos; recogí mis cosas y ahora estoy regresando a La Habana; me cuenta rápido porque viene por la Autopista, la conexión no es buena a veces y los datos móviles hay que ahorrarlos.

Conocí a Ana en un quirófano “inventado”. Con una fuerza sobrehumana intentaba poner en su lugar un hueso. Entonces era la única mujer ortopédica de la brigada médica cubana que fue a sanar en Puerto Príncipe. Recuerdo que era su tercer sismo. Ella, que había sido fundadora de la Brigada Henry Reeve, sabía que cada vez que ocurría un desastre podía sonar el timbre de su teléfono.

Aquella vez me contó: “Cuando llegué al Anexo, 24 horas después de la catástrofe, me dediqué a los niños. Montamos tres mesas quirúrgicas más, y en una de ellas priorizamos a los pequeños. Es muy difícil ver cómo un niño pierde una pierna, muchos llegaban mutilados. En Cuba es muy raro ver una amputación de un niño, las más frecuentes son por tumores pero traumáticas casi nunca vemos. Eso te hace más sensible, pero aquí no tenías tiempo ni de sensibilizarte, porque estaba en riesgo la vida del niño”.

Hoy ella comienza su camino hasta Bahamas, en su quinta misión con la Henry Reeve. Esa es la única ayuda que Cuba puede prestarle a sus hermanos del Caribe. Pero sé que en las manos de Ana van mucho más que soluciones médicas.

¿Cómo dejaste a la niña?, le pregunto. Su niña es una mujer, pero cada vez que mamá sale de viaje se preocupa: “Bueno, ya tú sabes. Me arregló todo con carita, pues se queda sola”.

Antes de desconectarse le arranco una promesa: ¿Me escribirás desde allá para irme contando y poder escribirlo acá? “Así será, escríbele al Juve si lo ves y dile. Juvenal Balán Neyra es el dueño de la foto que acompaña estas letras.

Cuídate mucho, le digo, y me quedo con la sensación de que a esta Isla mía le sobran los tesoros. Ana es uno de ellos y en unas horas estará sanando en Bahamas.

*Fuente: CubaDebate

El 19 de julio de 1979 es una fecha que mas allá de los análisis políticos, de las criticas y de las distintas apreciaciones sobre la Nicaragua actual, merece y necesita ser recordada, porque si bien es cierto que fue un triunfo del pueblo nicaragüense, por su importancia y oportunidad, fue también una victoria para la izquierda latinoamericana. Eran los tiempos en que la izquierda latinoamericana y en nuestro país, a pesar de los golpes recibidos después del golpe de estado en 1973, infundía ánimo y orientaba a millones de personas quienes confiaban y se comprometían en la posibilidad de una revolución social, en la conquista del poder y en la construcción de un sistema distinto al capitalista, el socialismo.

El pueblo de Sandino despertó el cariño y la admiración de millones de personas en distintas partes del mundo, enviando un mensaje que continúa siendo valido, indicándonos a todos y todas, qué si era posible organizarse, luchar y vencer a un enemigo, por poderoso que este fuera, en condiciones siempre adversas. Porque lo sucedido no fue fácil, se derrocó a una dinastía de dictadores que desde 1936 había dominado Nicaragua y que se fue pasando de padres a hijos, lo que significó una gran miseria para el pueblo nicaragüense, fueron años de enfrentamientos en desigualdad de condiciones, para derrocar finalmente a una dictadura creada y apoyada por Estados Unidos, que asesinó a mas de 50.000 nicaragüenses, la mayoría de ellos civiles desarmados y combatientes.

Pero los momentos históricos se tienen que analizar en la época en que estos suceden, intentando percibir y sentir la realidad que se vivía en esos momentos, cuarenta años después del triunfo sandinista que derrocó a la dictadura somocista y que fue también una derrota significativa al imperio norteamericano, vivimos una historia diferente. Hoy no existe el contrapeso al mundo unipolar que significaba el mundo socialista en Europa, su caída estrepitosa significó también el surgimiento de una idea de sociedad omnicomprensiva, que comprende todo y que ha intentado construir los límites de la cultura actual, en la cual los valores de solidaridad, del respeto al ser humano y a la autodeterminación de los pueblos desapareció.

Esto creó las condiciones para que una buena parte de la izquierda renunciara a su historia, a su identidad y principios, olvidando que el problema de la emancipación del pueblo trabajador y proletario esta estrechamente relacionado con su capacidad de construir una organización independiente y de vanguardia. Con eso renunciaron a la lucha de clases, sumándose a los ecos neoliberales actuales, pregonando que la ideología es perversa y que todo aquel que piense distinto, o se resista de aceptar el orden de cosas como está, es un o una terrorista.

Definiciones políticas que naturalizan hechos y situaciones aberrantes a través de esta nueva cultura y lenguaje neoliberal moderno, cuyo objetivo es abrir espacios al despliegue insaciable del capital más internacionalizado y altamente concentrado, mediante la violencia y el despliegue del aparato técnico militar, más sofisticado que haya conocido la historia, transformando al mundo en un campo de disputa en el cual las empresas más poderosas luchan por imponer la fuerza de su tecnología y su capacidad financiera y comercial.

Con respecto a Nicaragua y mientras este proceso de dispersión y desmantelamiento ideologico de las fuerzas de izquierda sucede, Estados Unidos, autor y gestor de todas la dictaduras que impuso en nuestra america latina, continúa por el mismo camino. Insistiendo en someter a los pueblos que reclaman por el derecho a su autodeterminación y continúa haciendolo con los nicaraguenses, tal cual lo hizo durante todo el siglo XX, por el interes geopolitico que este país tiene para sus intereses.

Lo hizo instaurando la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza y luego, después del triunfo de la revolución en 1979,  Ronald Reagan organizó una operación de tráfico ilegal de drogas y armas para financiar las operaciones contras, que consistió en  la preparacion de miles de mercenarios para invadir Nicaragua y terminar con la joven revolucion, intentos que no prosperaron solo debido a la resistencia que el pueblo sandinista opuso a esos objetivos demenciales y que fue parte de una estrategia para desgastar e impedir la consolidacion del proceso revolucionario.

Estos hechos no pueden quedar en el olvido, son enseñanzas que han quedado como herencia a las generaciones de jóvenes revolucionarios, por ello es válido recordar el 19 de Julio de 1979, de la misma manera que es necesario recordar, que en Chile hubo un gobierno socialista que fue derrocado con participación de los mismos que atacaron y atacan a Nicaragua, que bloquean a Cuba y que están dispuestos, porque así lo han demostrado invadiendo militarmente, a neutralizar cualquier intento de un pueblo que en cualquier lugar del mundo sea entendido de interés económico o geopolítico.

Estas son realidades que no pueden quedar fuera del agudo análisis que se hace de Nicaragua y sobre la gestión actual del gobierno nicaragüense, es cierto que este país hermano vive una crisis profunda y que no se puede ocultar. Pero la cómoda critica destructiva no es útil, esta será útil si nos ayuda a rescatar las lecciones que son valiosas para los futuros proyectos de cambios sociales que seguirán surgiendo en nuestra América Latina.

Mas aún, en momentos en que la política chilena hoy no es ejemplo para nadie, porque representa una falsa solución sin una base moral sólida que la sustente, que reclamo con base moral podemos hacer nosotros desde nuestro país, si aquí la política se ha transformado en una disputa por el botín del gobierno y del Estado. Es para un encuentro de acuerdos con los que nos oprimen o les sirven a estos para hacerlo, separándola, a la política, de su razón de ser, que es la lucha por el poder, con vocación de poder, para cambiar el sistema económico neoliberal, no para administrarlo, con el acomodamiento de las cúpulas dirigentes, rodeados por y vinculados con la corrupción galopante que afecta a toda nuestra sociedad y sus instituciones.

Con que fuerza reaparecen y suenan las palabras de Allende en este contexto, el presidente que prefirió morir antes de claudicar sus principios y rendirse ante el enemigo del pueblo “la historia es nuestra la hacen los pueblos” y las revoluciones, pero en la mayoría de los casos, las pierden o las negocian los dirigentes de los partidos.

Las experiencias vividas si nos indican, que desde la izquierda aun somos incompetentes en la critica férrea a lo que provocó y provoca su desmantelamiento ideológico, al culto del personalismo, a la megalomanía, al abuso de poder, al nepotismo, al llamado pragmatismo con el cual se resbala fácilmente hacia la renuncia de los principios y al respeto a la opinión de los demás. Allí esta el centro de una critica valida, para ayudar a limpiar la casa y volver a reconstruir una opción de cambio social junto al pueblo. Como también, es necesario oponernos a que se olvide nuestro pasado, para impedir el intento que se hace, por reemplazar con discursos vacíos e imágenes de héroes con pies de barro, aquellas ideas y obras de los revolucionarios transformadores que hicieron funcionar el mundo en las décadas mas duras del siglo pasado, cultores de una izquierda aguerrida, pero humilde, diametralmente opuesta a estos antivalores propios de este modelo y cultura neoliberal.

Verdades todas que no deben opacar los grandes esfuerzos y los logros que en un momento alcanzaron los nicaragüenses, inolvidables, además, para quienes llegaron y llegamos allí a entregar el aporte internacionalista, haciéndonos parte, con entusiasmo, de la lucha libertaria y de la reconstrucción del país. Allí aprendimos y luego lo experimentamos, que cada triunfo revolucionario cuesta mucho alcanzarlo, por pequeño que sea o haya sido, estos siempre estarán acompañados de grandes sacrificios y pérdidas de vida valiosas, como sucedió aquí en Chile y le sucedió a buena parte de la dirigencia sandinista.

Por eso y con un profundo respeto recordamos la gesta libertaria que los y las nicaragüenses crearon, impulsaron y lograron hacer realidad, en especial para quienes murieron asesinados en el camino recorrido, antes del día del triunfo revolucionario. Ellos y ellas dejaron escrito el mensaje que es aún imperecedero, que cuando el pueblo se organiza, se convence de que la lucha es justa y ve en sus dirigentes, hombres y mujeres comprometidas y comprometidos con ellos, con su futuro y felicidad, si el triunfo revolucionario es posible.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional ( F.S.L.N. ) fue creado como “un Partido Revolucionario, socialista, solidario, democrático y antiimperialista de composición plural, para defender los intereses populares y recoger las tradiciones de lucha histórica del pueblo nicaragüense por la soberanía nacional, la paz y la independencia patria: el objetivo del F.S.L.N. es alcanzar la felicidad de todos los nicaragüenses, edificando una sociedad con democracia política y económica, justicia social y un verdadero estado de derecho”

Por ello, son los y las nicaragüenses quienes deben decidir continuar con esta herencia, transformando estas definiciones en realidades, sin demagogia, haciendo del himno de la unidad sandinista y de su principal consigna, una nueva decisión de vida, para mantener los logros alcanzados con muchos sacrificios y con miles de vidas entregadas por esta noble causa.

Quienes respetamos y queremos al pueblo de Sandino y de Fonseca, a sus hombres y mujeres, solo nos resta acompañar una decisión que compartimos en los campos de batalla y en la reconstrucción nacional, que la revolución lograda, es tal, cuando es capáz de hacer realidad los derechos de su pueblo, entregándole la libertad, eliminando la explotación y aumentando su felicidad.

Más sobre el tema:

«El Grito». [América, América!¡Todo por ella; porque nos vendrá de ella desdicha o bien!]
por Gabriela Mistral (Chile)
Publicado el 15 abril, 2019 , en Cultura, Pueblos en lucha

 

La cacería de Sandino, el «General del Pequeño Ejército Loco»
por Gabriela Mistral (Chile)
Publicado el 23 febrero, 2014 , en Cultura

 

Al General de los Hombres Libres: Cesar Augusto Sandino, a los 83 años de su asesinato
por Enrique Villanueva M. (Chile)
Publicado el 24 febrero, 2017 , en Historia – Memoria, Pueblos en lucha

 

El domingo 8 de octubre el Comité Che50 – ¡Che vive, la lucha sigue! realizó una jornada de homenaje para conmemorar en Estocolmo los 50 años de la caída en combate del guerrillero heroico Ernesto Che Guevara.
A pesar de las inclemencias del tiempo, con viento y lluvia, un nutrido grupo de personas se congregó en la céntrica plaza Sergels torg. Portando banderas de los países del ALBA y grandes lienzos con el rostro del Che, se dió comienzo a una caminata por la calle peatonal más transitada de la capital sueca, Drottninggatan. Al escuchar los gritos en sueco y español de: ¡Che vive, la lucha sigue! ¡Solidaridad con Cuba! ¡No al imperialismo estadounidense! ¡Solidaridad internacional – unidad de lucha de la clase obrera!, los transeúntes se detenían para contemplar la manifestación, tomando fotografías y filmando.
Los participantes en la caminata llegaron al local central de ABF, para asistir a la segunda parte de la jornada de homenaje, el acto político-cultural en la sala Z. Bajo la destacada conducción de Ninel Barrios se presentaron en el escenario artistas latinoamericanos y suecos como Josefina Cerda; Beatriz Piñeda; el trío compuesto por Ann Kristin Hedmark, Kettil Medelius y Erik Steen (interpretando temas de Silvio Rodríguez en sueco), el grupo Utopía y el conjunto Wayra. Gran emoción produjo en el público la interpretación en guitarra de dos jóvenes bolivianos, y la encantadora danza del grupo infantil Yawar Malku.
La parte política del acto estuvo compuesta por 3 intervenciones: El saludo del encargado de negocios de la embajada cubana, Jesús García Márquez y de la encargada de negocios de la embajada boliviana, Isidora Coria, además del discurso central de Inti Peredo Harvey, hijo de Inti Peredo, compañero de lucha del Che en Bolivia. Intervenciones que abarcaron desde los aspectos históricos, pasando por el pensamiento ideológico y desembocando en el legado del Che aplicado a nuestra realidad inmediata.
Compartimos con ustedes las palabras finales de la intervención de Inti Peredo Harvey:
“¿Cómo hubiera actuado el Che en las condiciones actuales? Hoy nos hubiera convocado a luchar contra las injusticias sociales, contra la miseria y sobre todo contra el gestor de tanto desmán. Nos convocaría a luchar contra el imperialismo. Nos explicaría que nada ha cambiado, que la explotación burguesa es más feroz que antes. Nos diría que es necesario hacer revolución, que es necesario crear frentes de lucha a lo largo y ancho del globo. Que no temamos ni nos sintamos inferiores ante el enemigo pues somos más y que podemos triunfar. Nos guiaría a luchar para conquistar el poder y destruir a la burguesía, pero sin hacer compromisos con ella. El se incorporaría además a la construcción de la nueva sociedad, socialista, sin ponerle apodos ni nombretes. Nos convocaría a usar las herramientas marxistas para lograr el hombre nuevo, dejando de lado las armas melladas de la burguesía. Además, sería implacable contra los débiles que se avergüencen de ser marxistas. Nos convocaría en fin a hacer revolución, no caricaturas de revolución.
El Che es necesario hoy como la voz que convoca. Como el marxista cabal que fue. Hoy necesitamos recordarlo en su verdadera dimensión, actual, una vez más en la trinchera de lucha.
En el mausoleo de Santa Clara se llama todos los días revista a sus tropas guerrilleras. Pasemos hoy pues revista, porque esa es la esencia de mi mensaje hoy: Comandante Ernesto Che Guevara: Presente!
¡Este domingo 8 de octubre pasamos revista en las calles de Estocolmo y en la sala Z!

Mire señora Sánchez –ya que no la puedo llamar compañera- le voy a contestar lo que usted ha dicho sobre Fidel Castro, pero la respuesta tendrá que ser larga porque el tema lo es. Pues usted, con mucho desparpajo, se permite hacer afirmaciones en las que descalifica al comandante Fidel Castro, sin tener idea de lo que está diciendo. Parece evidente que usted se basa en la información de El Mercurio y otra prensa afín, ya que en Chile casi no hay prensa independiente. Pero eso no la exime de responsabilidad, porque uno puede informarse de muchas maneras, si quiere. Me parece extraño que usted, que se las da de persona modesta e inexperta políticamente, se meta con Cuba y con Fidel con tanta falta de respeto. Le diré que yo he vivido seis años asilada en Cuba con mi familia y conozco bastante bien la situación que prevalece allá, porque además me he preocupado de leer al respecto. Creo que usted no lo ha hecho y se permite insultar la memoria de uno de los hombres más ilustres de América. Así no se va a ganar a los momios y en cambio va a perder a la poca gente de izquierda honesta que habría podido apoyarla. Lo que espero es que su postura sea a nivel individual y no la del Frente Amplio.

Bueno, voy a comenzar a contestarle.

1.Dice usted que Fidel Castro “resolvió” quedarse para siempre y se negó a las elecciones. El que resolvió que Fidel se quedara fue el pueblo de Cuba, que lo respetaba y amaba profundamente y con razón. Pero el hecho es que en Cuba se hacen elecciones periódicas, bastante más democráticas que en Chile y que en Estados Unidos. Al respecto escribí un artículo en el número 867 de la revista Punto Final, de 23 de diciembre 2016, que le recomiendo leer. Lo encontrará en internet. No puedo reproducirlo aquí por lo largo que saldría esto, pero le voy a copiar algunos párrafos: “Trump quiere que Cuba avance en la democracia. Lo que más le interesa son las elecciones, y pone como ejemplo las de EE.UU., en que el que pierde, gana. El señor Trump también quiere que en Cuba haya “prensa libre”. Por ejemplo, como en Chile, en que El Mercurio y Copesa reciben los avisos del gobierno, y la prensa de oposición nada”. Bravo, doña Beatriz, veo que usted coincide en mucho con Trump.

También en ese artículo (Elecciones en Cuba) expliqué que en Cuba se ha establecido un sistema electoral cada vez más democrático. Primero se eligen las asambleas municipales del Poder Popular, en cuya elección votan todos los mayores de 16 años que vivan en un distrito, que es un territorio pequeño en que todos o casi todos prácticamente se conocen. Los asistentes son gente sencilla, que se preocupa especialmente de los méritos laborales de los candidatos y de que éstos puedan plantear y defender los intereses del sector que los elige. He visto esas asambleas porque me invitaron.

No se hacen campañas electorales. En la propia asamblea, la persona que propone a un candidato tiene que dar sus razones. Si alguien no está de acuerdo o quiere oponerse, lo hace. Cada elector puede expresar su criterio en favor o en contra del compañero(a) propuesto(a).

El Partido Comunista Cubano no presenta candidatos. Los órganos representativos del poder del Estado son renovables; los elegidos tienen que rendir cuenta de su actuación y pueden ser revocados en cualquier momento de su mandato. Vota casi todo el mundo, hay muy poca abstención.

Los diputados y delegados no son profesionales, por tanto no cobran salario. Deben seguir desempeñando su trabajo habitual, paralelamente con el cargo de delegado o diputado. La iniciativa legislativa la puede ejercer mucha gente, como las organizaciones sindicales, estudiantiles, de mujeres, organizaciones sociales en general, y los propios ciudadanos. En este último caso se requiere que ejerciten la iniciativa legislativa diez mil ciudadanos como mínimo.

Para la elección de los delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Popular o de los diputados a la Asamblea Nacional, existen las comisiones de candidaturas, que se encargan de organizar el proceso y de remitir a las asambleas municipales las propuestas de unas y otras e, igualmente, organizan la elección de la Asamblea Nacional. Estas comisiones de candidaturas están integradas por lo más granado de las organizaciones sociales del pueblo cubano: representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, y la Federación Estudiantil Universitaria. Es como si en Chile, en lugar del Servel, las elecciones las organizaran y las supervisaran la CUT, la Anef, la Fech, la Federación de Estudiantes Secundarios, y otras.

La Asamblea Nacional del Poder Popular, que es el máximo órgano de poder, elije, de entre sus diputados, el Consejo de Estado y el presidente del mismo. El presidente del Consejo de Estado es jefe de Estado y jefe de Gobierno. El jefe del Gobierno cubano primero tiene que haber sido elegido diputado por la población.

El sistema electoral cubano se parece un poco al de algunos países europeos, es una especie de sistema parlamentario. En teoría, el primer ministro inglés podría ser reelegido durante 40 años o más, si la salud y la suerte lo acompañan.

¿Y cómo elegían a Fidel Castro? A Fidel lo proponían en su respectivo municipio o distrito, y era elegido. ¿Por qué? Porque Fidel era respetado y amado por su pueblo, pero nada obligaba a elegirlo.

2. Afirma usted que Fidel controlaba todos los poderes del Estado pero no dice en qué basa tan peregrina afirmación. Yo creía que los periodistas honestos tenían la obligación de fundamentar sus dichos. Pues nada de eso ha hecho usted. Pero fíjese que como le he explicado, el principal poder del Estado cubano es la Asamblea Nacional del Poder Popular, compuesta por 612 diputados, a la que ya me he referido.

Desde luego, no voy a negar que Fidel Castro era un hombre de tal nivel intelectual, moral y cultural, que con su sola presencia lo dominaba todo. Cualquier persona de ideología absolutamente contraria que lo haya frecuentado, quedaba completamente subyugada por su inteligencia y personalidad, además de su encanto personal. Pero usted, no sé con qué autoridad, se permite ofender su memoria.

3. Que Fidel nombraba a sus herederos, y finalmente dejó a su hermano Raúl.
A Raúl Castro lo ha nombrado Presidente del Consejo de Estado y Jefe de Gobierno, la Asamblea Nacional del Poder Popular, igual que en cualquier país de sistema parlamentario, ya que él también es diputado elegido por el pueblo. ¿A Raúl lo elegían diputado porque era hermano de Fidel? No señora, Fidel Castro tiene varios otros hermanos y varios hijos, ninguno de los cuales es diputado ni ocupa ningún cargo de importancia, que yo sepa. A Raúl lo han elegido porque participó en el asalto al Cuartel Moncada, estuvo en la Sierra Maestra desde jovencito, fue preso de la dictadura de Batista y luchó valientemente por la revolución junto con Fidel. Y posteriormente fue el que se encargó de organizar el ejército de Cuba, una institución que funciona como un reloj en la isla. Raúl Castro es muy respetado por todo el mundo, lo puede comprobar cualquiera que vaya para allá.

4. Que Fidel no dejaba salir a la gente de Cuba ni tampoco dejaba entrar a quien quisiera. Me voy por lo más fácil: el gobierno cubano, como todos los gobiernos del mundo, deja entrar a su país a quien le parece y no deja entrar a quien no le parece. No me voy a extender en esto porque es una absoluta tontería.

¿No deja salir a la gente? Pues fíjese señora Sánchez que esto es absolutamente falso. Me voy a tener que extender un poco, desgraciadamente. La cosa es así: antes de la revolución, los cubanos tenían una relación muy estrecha con Estados Unidos. La gente con dinero viajaba casi semanalmente a Miami, y todo lo compraba allá, incluso la mantequilla.

Admiraban a Norteamérica, los autos, los mejores sueldos y todos los productos del mundo desarrollado. Mucha gente quería irse a vivir y trabajar allá, como quieren los mexicanos y como querrían la mayoría de los habitantes del tercer mundo. Todos los años se ven transitar por México cientos de miles de migrantes y campesinos mexicanos, que tratan de pasar ilegalmente la frontera hacia el sueño americano, ahora convertido en pesadilla.

A los cubanos se les exigían visas desde antes de la revolución. Pues ya después se fueron acabando las visas y también los vuelos y los medios de transporte normales, puesto que comenzó el bloqueo. Así es como se fue mucha gente en condiciones muy precarias y peligrosas, no porque el gobierno cubano no la dejara salir, sino porque no había cómo viajar. Secuestraban aviones y transportes marítimos. Por supuesto que los aviones y barcos secuestrados los yanquis no los devolvían. El gobierno cubano tuvo que tomar algunas medidas restrictivas para evitar estos secuestros, que generalmente eran con rehenes. Mucha gente se iba por mar en balsas o botes inapropiados y si lograba llegar, eran bien recibidos y les daban rápidamente la green card. Pero si los capturaban las autoridades migratorias gringas antes de llegar, no los recibían y los regresaban a Cuba. Esa fue la cruel realidad de la Ley de Ajuste Cubano, llamada “pies secos/pies mojados” que al parecer ahora se ha derogado. El gobierno cubano hizo muchos esfuerzos para que se regularizara esta situación. El presidente Reagan prometió dar 20.000 visas al año, pero si dio mil quinientas fue mucho. Por eso la gente se iba en condiciones peligrosas. Así se van también los mexicanos y centroamericanos, pero allá no los reciben. Tienen que atravesar el desierto de Arizona que es tan hostil, que muchos mueren en la travesía.

La culpa de todo esto no la tiene por lo tanto el gobierno cubano. Naturalmente, trata de evitar que se vaya un grupo de personas, incluyendo niños, en una balsa que no es apta para la navegación en alta mar. Así se produjo el famoso caso del niño Elián González, que la madre y otras personas lo subieron a una balsa para llegar a EE.UU. La balsa naufragó, la madre y otros se ahogaron y el niño fue rescatado por los guardacostas norteamericanos, que se lo entregaron a su familia en Miami. Después de una ardua lucha judicial, el padre, un revolucionario que estaba en Cuba, consiguió que le devolvieran a su hijo, que ahora es un joven estupendo que estudia en la Universidad de La Habana.

Señora Sánchez, usted no sabe nada de Cuba. En la década de 1950 tenía tasas de analfabetismo que superaban el 70 %, sólo un 15% de la población disponía de agua corriente y sobre ella se abatían los parásitos y las enfermedades. Además la mayoría de los campesinos no consumían proteínas y pocas veces disponían de verduras. En la Sierra Maestra, foco del movimiento revolucionario, las condiciones de vida del proletariado rural rayaban en la desesperación. Padecían la explotación, los robos y a menudo la brutalidad policial.

Y por otra parte le diré que Cuba es un país muy pobre en recursos naturales. No tiene petróleo ni caídas de agua ni ninguna fuente de energía suficiente. Están ahora tratando de usar la energía solar, pero nadie les vende los elementos esenciales para fabricar los paneles solares y tienen que soldarlos a mano. No tienen minerales valiosos como el cobre de Chile, ni otras riquezas parecidas. Su agricultura produce buenos frutos, pero trate usted de comprender que en un país tropical, la distribución de esos productos requeriría una gran flota de camiones refrigerados, que no pueden adquirir debido al bloqueo. El precio del azúcar se ha desplomado debido a los edulcorantes artificiales y a que muchos otros países también comenzaron a producir y vender azúcar.

Y este pueblo, que después de la revolución y debido al bloqueo, dependía de su comercio con los países socialista, de la noche a la mañana se quedó sin proveedores y sin compradores, cuando la URSS y los países llamados socialistas del Este europeo se cayeron. Y sin embargo el pueblo siguió apoyando al gobierno revolucionario, aguantó y salió adelante. Ya han superado en gran parte –solos- esa etapa tan dura llamada “periodo especial”, pero sin llegar a normalizarse.

La mayor riqueza de Cuba está en su pueblo, en sus científicos, en sus médicos que han logrado producir algunos de los medicamentos y tratamientos más importantes, como los del área neurológica, que es una de las mejores del mundo; una vacuna contra el cáncer de pulmón que no pueden comercializar en el extranjero porque el bloqueo se lo impide. Y es obvia su preeminencia en las artes, particularmente en la música y en el ballet.

Mire algunos los resultados de la “dictadura” que según usted ha imperado en Cuba:
– Uno de los países con mayor índice de desarrollo humano (ONU)
-54% del presupuesto destinado a servicios sociales
-De los 200 millones de niños que duermen en las calles, ninguno es cubano.
-El mejor sistema educativo de América Latina
-Veinte estudiantes por docente
-El país que más aporta del PIB a la educación
-Único país de América sin desnutrición (UNICEF)
-Sistema de salud, un ejemplo para el mundo
-Tasa de mortalidad infantil más baja de América
.130.000 médicos graduados desde 1961
-Desarrollo de cuatro vacunes contra el cáncer
-Primer país en eliminar la transmisión del VIH de madre a hijo

Y además, y quizás lo más importante de esa Cuba dirigida por el compañero Fidel Castro, es que es profundamente internacionalista, solidaria y generosa.

“Los rasgos más importantes de la Revolución Cubana son la dignidad y su “inagotable capacidad de solidarizar con el sufrimiento y las necesidades de “otros pueblos.

“Esa dignidad, fruto del coraje y patriotismo del pueblo y de sus dirigentes, se “ha demostrado en forma serena y resuelta en cada una de las muchas “circunstancias duras y riesgosas que le ha tocado enfrentar en su primer “medio siglo.

“Por otra parte, la solidaridad generosa e incondicional de Cuba con otros “pueblos es, quizás, el fruto más hermoso de una revolución que ha puesto el “acento en la transformación ética de la sociedad. Es muy difícil encontrar a “otro pueblo que sea capaz, como el cubano, de renunciar a su propio pan “para aliviar el hambre y la necesidad de sus hermanos en lejanas tierras.

“Además, después del golpe de 1973, vino la enorme solidaridad con los “perseguidos por la dictadura chilena.
“No fuimos los únicos a los que Cuba brindó refugio en esa época tenebrosa “de América Latina. Estaban también las familias argentinas, uruguayas, “bolivianas, peruanas, nicaragüenses, salvadoreñas, haitianas, colombianas, “hondureñas, que huían del terror, la prisión y la muerte en sus países. “Eramos miles de latinoamericanos refugiados en la isla mientras Cuba “enfrentaba los rigores del bloqueo norteamericano». “Ser chileno era casi un privilegio que nos hacía sentir rodeados de amistad y “cariño, jamás solos o abandonados a nuestra suerte.”

“Cuba es uno de los países que más víctimas del terrorismo ha tenido (unos 3 mil 500 muertos) y que más ha sufrido de terrorismo en los últimos 60 años. Ante tanto y tan permanente ataque, las autoridades cubanas han preconizado, en el ámbito interior, la unión a ultranza. Y han aplicado a su manera el viejo lema de San Ignacio de Loyola: “En una fortaleza asediada, toda disidencia es traición”. Pero nunca hubo, hasta la muerte de Fidel, ningún culto a la personalidad.“

Fidel Castro no sólo colocó a Cuba en el escenario mundial y les dio dignidad a todos los cubanos, sino que fue el artífice de la liberación de muchos países de África como Angola y Namibia; colaboró a la independencia de Etiopía y al término del apartheid en Sudáfrica.

“Bajo su dirección, su pequeño país (100 mil kilómetros cuadrados, 11 millones de habitantes) pudo conducir una política de gran potencia a escala global echando hasta un pulso con Estados Unidos, cuyos dirigentes no consiguieron derribarlo ni eliminarlo, ni siquiera modificar el rumbo de la Revolución Cubana.“

*Fuente: https://www.facebook.com/margarita.goddard.9/posts/10211463615246570


Martes 11 de abril, 20:26 horas deChile

Respondiendo a solicitudes que respaldemos al cargo que Margarita Labarca Goddard  le hace a Beatríz Sánchez, agregamos los siguientes antecedentes para conocimiento de los lectores que lo piden:

“Fidel Castro era un dictador”, aseguraba la periodista Beatriz Sánchez en su antiguo programa de Radio La Clave, horas después de la muerte del hombre que lideró la revolución cubana». 

 

 

 


https://www.youtube.com/watch?v=VUwiHWrWhF8


La Tempestad

Buena Fe y Sílvio Rodríguez

Buena Fe
Grande la tormenta, que no se anima a escampar
En el suelo están los troncos más severos
Anegada la sabana, se hizo río el manantial.
Tanta lluvia que ha borrado los senderos.

Viejo mapa que no nos dirá cómo llegar
Adelante solo reina un gran fanguero
Se adelanta un caminante y algunos salen detrás.
Tras los pasos del añoso del sombrero.
¿Acaso tú sabes la ruta?
¿Acaso ya pasaste antes?
¿Sabes de atajos y grutas?
Cuéntanos todo lo importante.
Cuéntanos todo lo importante.
Cuéntanos todo lo que sabes.
Cuéntanos todo lo que sabes.

 

Silvio Rodríguez
Vengo de un tiempo de plagas y sequías.
Pero a sangre y sudor se hizo cosecha.
Más lo que se pudo que lo que se quería.
Y heme aquí, latiendo aún esta fecha.
No me sé el camino, solo tiran de mí
los anhelos, de posibles maravillas.
Salgo a caminar pues no aprendí a dormir
mientras en el zurrón,
mientras en el zurrón,
mientras en el zurrón queden semillas.

Dime tú,
Cuéntame… Cuéntame…
Dime del sueño que acuñas.
Con cuál fe llenarás tu templo
del dulzor que tendrán tus uvas.
Cuenta tú que tendrás más tiempo.
Cuéntame, que tienes más tiempo.

 

Buena Fe y Silvio Rodríguez
El naufragio se parece al capitán.
Y el poeta se parece a su cantar.
Y la rueda a los caminos.
La vela a la oscuridad.
Haz que se parezca a ti la tempestad.
Haz que se parezca a ti la tempestad.

Lunes 6 de marzo 2017
La humanidad no sería una, ni sus derechos podrían ser proclamados o exigidos, si los países no intervinieran efectivamente en los asuntos de los otros estados. La universalidad de las ideologías y de las religiones tampoco habría sido posible si sus creadores se hubieran acotado a las fronteras artificiales entre las naciones. Hasta la misma lucha por salvar al Planeta de una hecatombe medioambiental podría considerarse una injerencia indebida en los asuntos de los otros estados, de los que viven en otros continentes o, incluso,  al lado nuestro. Claro: tampoco podrían explicarse las constantes guerras y las incursiones de los más poderosos en los territorios de los más débiles. De la misma forma como, también, la acción de misioneros y revolucionarios más allá de sus naciones sería considerado una grave transgresión. Un atropello a la “libre determinación de los pueblos”.

Por algo existen las Naciones Unidas y su Carta Universal de los Derechos Humanos, principios que le dan fuero a este organismo multinacional para velar e intervenir por la suerte de todos los habitantes del Orbe. De no ser así, el propio Pontífice romano tendría que ser considerado un imperialista y ser confinado dentro de los pocos kilómetros cuadrados de El Vaticano. En la práctica, abogar por la NO injerencia en los asuntos de los otros países le da carta blanca a los tiranos y a sus regímenes totalitarios, así como justificaría que un gobernante tan atrabiliario como Donald Trump cierre sus fronteras y desbarate todos los acuerdos y tratados suscritos por su país con el mundo.

Particularmente interesante nos parece la  entrevista que el diputado Guillermo Teillier le acaba de conceder a El Mercurio para justificar la posición de su colectividad respecto del frustrado viaje del secretario general de la OEA y de otros varios dirigentes políticos del Continente a Cuba. Sin embargo, en ella afirma que la diferencia del  Partido Comunista con la Democracia Cristiana es que su referente político “no se mete en las cuestiones internas de los otros países…”. Sin duda una falaz declaración que contradice valores como el del “internacionalismo proletario” y hasta podría desacreditar el testimonio de un Che Guevara en Bolivia, como la de todos los que se trasladaron al África para combatir, entre otros, la discriminación racial y la hambruna. Sería una pasión inútil e intrusa la de aquellos líderes y combatientes que se enrolaron en las luchas de liberación de los pueblos oprimidos, así como hoy múltiples organizaciones de bien llegan a asistir a las víctimas de los conflictos y la intolerancia.

En relación a Cuba, Venezuela y otras naciones, ciertamente es muy legítimo adoptar distintas posiciones sobre lo que allí ocurre, así como defender o fustigar libremente a tales regímenes. De la misma forma como tantos apelamos (comunistas, sobre todo) a la acción de todo el mundo en solidaridad con la disidencia chilena durante la dictadura de Pinochet.  Demandando, incluso, el envío de armas desde el extranjero  para oponernos al propósito de Pinochet de perpetuarse en el Gobierno. O justificando, como se sabe,  hasta ese frustrado magnicidio que acometió el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, una expresión guerrillera financiada y alentada por la valiosa solidaridad del régimen de Fidel Castro. Y  que, por supuesto, los comunistas apoyaron.

En el ánimo de mantener la alianza oficialista, resulta absurdo que se eludan las lógicas e históricas diferencias entre los que integran la coalición gobernante pactada para mantenerse en el Ejecutivo y consolidar una mayoría parlamentaria. Como parece ser el propósito de Mariana Aylwin y otros de sus camaradas falangistas empeñados en imponer la hegemonía de su partido dentro del actual gobierno. O movidos, ahora, por el deseo de establecer acuerdos electorales con sectores de la centroderecha, al tiempo de establecer alianzas solo con aquellos izquierdistas reciclados ideológicamente y que abjuren de su pasado.

Cuando ya nadie intenta desconocer que la propia Democracia Cristiana y sus principales figuras alentaron el quiebre institucional de 1973, justificando por largo tiempo las criminales acciones de una Dictadura iniciada con un brutal  bombardeo a la sede del Gobierno y que en menos de una semana abría campos de concentración, tortura y exterminio. Para horror, por supuesto, de la humanidad entera y especialmente de aquellas naciones que rompieron sus relaciones diplomáticas con nuestro país, decidiendo felizmente inmiscuirse activamente en nuestros asuntos internos. Destacando especialmente, como podemos recordar, aquellos países europeos gobernados por demócrata cristianos que no pudieron comprender ni tolerar la cómplice conducta de sus referentes chilenos.

El reconocimiento de la soberanía de cada estado, por cierto, no puede ser impedimento para que la legislación internacional y las entidades multinacionales velen y actúen para condenar y oponerle barreras efectivas a las injusticias y los atropellos que se cometen contra la dignidad de las personas y los pueblos. Sin embargo, lo que es verdaderamente inmoral e inaceptable es que en nombre de los derechos humanos supuestamente conculcados, Estados Unidos mantenga, por ejemplo, un criminal y prolongado boicot a Cuba o defina a su entero arbitrio una lista de países proscritos. Mientras financia y asiste militarmente a los regímenes más terroristas y sanguinarios cuando éstos garantizan sus inversiones y negocios.

Muy contradictorio nos parece, asimismo, que mientras se participa en una operación política regional para arribar a Cuba, políticos como Mariana Aylwin soslayen toda palabra de repudio a las amenazas racistas y genocidas proferidas por el nuevo Presidente de los Estados Unidos. Que intente ella ingresar a este país sin contar con la visa requerida, además de proponerse enarbolar la causa democrática y republicana allá en el Caribe,  cuando aquí en Chile parece complacida con la institucionalidad legada por el Dictador y un orden económico social tan agraviante a los derechos de los trabajadores, que consagra –como se demuestra-  la discriminación de nuestras minoría étnicas y de los pobres. En vez de proponerse denunciar al mundo que, después de 27 años de posdictatura, una institución pública como el Sename torture y extermine a los niños vulnerables a su cuidado. Cuando la clase política a la que ella pertenece está infectada transversalmente por la corrupción y no pocos de sus camaradas son impugnados por recibir sobornos. Que ande preocupada de lo que sucede en Cuba, mientras calla  ante tantas las flagrantes impunidades acumuladas en Chile desde que su padre se propuso  hacer  “justicia solo en la medida de lo posible”.

Así como nos parece, también,  muy poco digno que una colectividad política -que, en efecto, nunca ha estado envuelta en cuartelazos y golpes de estado en Chile- responda con tanta cautela estas provocaciones que se le hacen desde un partido que hace tres años lo adoptó como socio político, y del cual ahora quiere desligarse. Previendo, sin duda,  el fracaso del actual gobierno y la inminente derrota electoral del oficialismo. Por ello, nos extraña la débil respuesta del Presidente del PC y la forma en que esconde su convicción del justo derecho que le asiste al gobierno cubano de impedir una provocación que, ciertamente, no encarna valores humanistas, demócratas ni cristianos. Sin considerar la gratitud que este Partido y toda la izquierda chilena le deben a un país que fuera tan solidario con el nuestro y cuya revolución deja en evidencia tantos logros para su pueblo, así como el mérito de advertirnos a cada instante de las maniobras imperialistas del gigante universal que tiene a pocas millas.

Consideraciones que, de seguro, tuvo en cuenta nuestra Cancillería al retroceder respecto de las primeras declaraciones y acciones que hizo al momento que a la hija del ex Mandatario se le impidió subirse al avión que la llevaría a La Habana. Para descubrir la paja en los ojos ajenos, haciendo caso omiso de la viga que tenemos en los nuestros.

-El autor, Juan Pablo Cárdenas, es Director de la Radio de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Periodismo de Chile 2005

*Fuente: Diario UdeChile

Fidel revela por primera vez en el año 2009 los pormenores de la colaboración cubana de 1979 con la lucha del pueblo nicaragüense que combatía contra la dictadura de Anastasio Somoza:

Una brigada de apoyo fue organizada rápidamente con revolucionarios nicaragüenses, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, y uruguayos que se entrenaban entonces en Cuba, y 51 oficiales del Partido Comunista de Chile, 20 del Partido Socialista de ese país, y ocho del Partido Comunista Uruguayo, formados durante años en nuestras academias militares, que fueron integrados a esa fuerza con autorización previa de sus respectivas organizaciones políticas. Diez médicas y dos médicos chilenos, militares todos, formados igualmente en Cuba, fueron enviados al Frente Sur para atender a los heridos de guerra”.   “…Los comunistas chilenos, sus compañeros socialistas y los oficiales comunistas uruguayos, como oficiales de carrera, escribieron una página imborrable  en la historia de América Latina, tarea que prosiguió después de la victoria, junto al esfuerzo solidario e irrestricto de nuestro país”. (Fidel Castro. “La Paz en Colombia”. Pág. 128 y 129 Editora Política. La Habana 2009)

En marzo de 1972 arriban a la Habana cien jóvenes chilenos a estudiar medicina; un mes antes del Golpe Militar de 1973 llegan otros cien estudiantes. Nunca se completarían las quinientas becas ofrecidas a Salvador Allende por Fidel en su viaje a Chile del 10 de noviembre al 4 de diciembre de 1971. El más largo de Fidel al exterior como estadista.

Desde 1968 el Partido Comunista de Chile había preparado combatientes en cursos cortos tanto en Cuba como en la ex URSS para misiones de autodefensa y resguardo de dirigentes y de sus locales. Son los llamados Equipos de Seguridad, que por sus misiones definidas  en ese entonces, número de hombres, capacidades técnicas, tipo de armamento, no tuvieron ninguna responsabilidad ni posibilidades para defender el Gobierno Popular de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. La causa de fondo: el PCCh carecía totalmente de una concepción político militar que concibiera y apreciara la intervención violenta de las FFAA, mucho menos previó su devastadora profundidad. Estaba convencido del carácter “profesional” de éstas.

En 1974, apenas un año posterior al Golpe Militar, en momentos en que aún el PCCh ni siquiera se había explicado tamaña derrota, Fidel ─atisbando el futuro─ le plantea a Volodia Teitelboim preparar militares comunistas profesionales a un largo plazo. La Comisión Política del PCCh, en ese entonces radicada en Moscú, comparte la propuesta, o simplemente acepta la idea ante el aplastante peso moral de Fidel. Esto último explicaría, pocos años más tarde, las profundas contradicciones desatadas en éste partido con relación al papel, lugar y misiones de éstos oficiales comunistas y de las formas armada de lucha en los combates contra de la dictadura. Así en abril de 1975, 57 jóvenes comunistas, la inmensa mayoría estudiantes de medicina y estomatología de los becados en Cuba desde antes del Golpe de Estado, se incorporaban a las escuelas de cadetes de Infantería y Artillería terrestre en La Habana. Sólo dos jóvenes del exilio reciente formarían parte del grupo.

En 1979, con los oficiales ya graduados y en el ejercicio de sus funciones, el PCCh aún carecía de proyecto específico para estos militares, se mantenía todavía la difusa idea de un futuro donde supuestamente formarían parte de unas nuevas FFAA chilenas sin oficiales fascistas comprometidos con el Golpe Militar. A esas alturas de 1979 los oficiales pioneros tenían el grado de teniente y ejercían el mando en las tropas regulares en igualdad de derechos y deberes que sus homólogos cubanos. Estaban todos repartidos en las Unidades Militares dispersas en los campos de la periferia de la capital. Los jefes cubanos, con un sentido muy singular del “internacionalismo” y un rigor ejemplarizante en sus funciones, no tenían ninguna consideración especial con estos oficiales chilenos. Sabían perfectamente que un día debían combatir de verdad, en condiciones mucho más complejas que esos simulacros en los campos cubanos con enemigos de ficción. Año tras año, nuevos contingentes de jóvenes comunistas, cuarenta a cincuenta promedio, se incorporaban a la “Tarea Militar del Partido”, como finalmente se le denominó, compensando una deserción constante provocada principalmente por la ausencia de proyectos hacia Chile y, en otros casos, por las duras condiciones de la vida militar.

Al amanecer del sábado 9 de junio de 1979  el alto mando de las Fuerzas Armadas cubanas convocó a todos los oficiales chilenos, comunistas y socialistas, donde también estaban las doctoras. Cuando estuvieron reunidos en el teatro de la principal academia militar cubana, un oficial superior sin preámbulo alguno les dijo: Han sido convocados por el Estado Mayor a pasar un breve curso en lucha irregular…, en el momento oportuno se les darán más antecedentes de esta misión. La sorpresa fue instantánea y general, al momento fueron agrupados por militancia. Las doctoras recibirían un trato diferenciado. Había mucho más de cincuenta comunistas, en los protagonistas no hay consenso si eran 70 o más oficiales. La diferencia con la cifra dada por Fidel, estriba en que el resto llegaría posterior al triunfo de la revolución, a colaborar en la formación del nuevo ejército y en la defensa  de la novel Revolución Sandinista. No hemos podido conocer las cifras totales  de oficiales comunistas que en los años sucesivos y hasta 1990, de los graduados en Cuba, participarían en esa compleja y costosa guerra irregular.

En esa misma mañana del 9 junio el grupo fue trasladado a  una de las escuelas de lucha irregular. Sin percatarse, los oficiales habían dejado de ser subordinados de las FFAA. Alejandro Ronda, un Coronel del Ministerio del Interior con aspecto de intelectual, sería en lo adelante el jefe principal. En la escuela les proporcionaron todo lo necesario, al rato ya estaban vestidos con relucientes uniformes de campaña. Hasta ese minuto nadie sabía la razón del porqué de éste vertiginoso cambio. Entre todos ellos la más reiterada especulación apuntaba hacia Chile. Esa misma noche, en determinado momento fueron conminados a reunirse en una sala de la instalación; junto a los oficiales comunistas chilenos, también estaban los ocho comunistas uruguayos. En un instante Fidel apareció como una tromba. La sorpresa y la emoción fue total, es como se ha dicho tantas veces, cuando entró fue como si en un segundo consumiera el aire de todos.  No había cumplido los cincuenta y tres años de edad.

Les habló como si los hubiese conocido siempre. En minutos, y sin preámbulos,  estaba disertando sobre la situación política y militar en Nicaragua. En un mapa puesto con diligencia por uno de sus ayudantes, precisaba los últimos acontecimientos de los enfrentamientos en todo el país. Al rato concentró la explicación en los combates en la frontera sur de Nicaragua. Conocía al detalle la ubicación de las tropas enemigas y propias, los últimos enfrentamientos y el curso probable de las acciones futuras. Y así…, de manera imperceptible muchos se percataron que Fidel estaba planteándoles “la misión”. A ninguno de ellos se le ocurrió seguir con la metodología del “orden consecutivo de trabajo de un jefe” después que recibe la misión. Fidel concatena los hechos y poco a poco les explica la situación internacional, dando precisos detalles de las condiciones favorables en Panamá y Costa Rica con la causa Sandinista.  Esto le permitió abordar las probables vías de entrada para participar en los combates del Frente Sur. Hizo gala de métodos conspirativos entrelazados con la diplomacia internacional. En cualquier momento y sin vacilaciones comenzó a barajar probables lugares, rutas y las cantidades de oficiales por cada traslado. “Deben apurarse”, señaló. Y sin que nadie recuerde con exactitud cada palabra, pronosticó un rápido fin de esa guerra, y advirtió que con la participación de estos especialistas, no sólo se colaboraría en el término del conflicto, con ello, aseguró, obtendrían el prestigio necesario para contribuir en la conformación de un ejército de nuevo tipo. …Y así ocurriría con total exactitud. Casi al despedirse les señaló: Sus dirigentes, sus partidos deben autorizar el cumplimiento de esta misión internacionalista. No es textual, pero es una verdad irrebatible.

Al siguiente día, también muy entrada la noche, otra vez y con gran apuro, los oficiales de la escuela los reúnen en el mismo salón. Todos en silencio y de pié lo vieron entrar  jubiloso y como batiendo un papel en sus manos. “No podía quedarme con ésta noticia”, dijo, mientras continuaba sacudiendo el papel. Acto seguido leyó un cable llegado desde Moscú, donde por ese entonces radicaba la máxima autoridad de los comunistas chilenos. Definitivamente no cabía otra posibilidad, la Dirección del PCCh estaba orgullosa de poder contribuir con sus militantes en la lucha de un pueblo hermano…. Con los comunistas uruguayos y los socialistas, que permanecían en dependencias cercanas, ocurriría exactamente lo mismo.

De allí en adelante los visitó en innumerables ocasiones, no sólo para hablar de sus futuras misiones, sino también para observar su preparación combativa en técnicas de lucha irregular que los oficiales de carrera desconocían. Poco tiempo duró la espera.  Cada día la Dirección del Partido de los mismos oficiales formaba los grupos que irían saliendo de acuerdo a las posibilidades de viaje donde el propio Fidel intervenía. Los números y nombres cambiaban todos los días para mayor exasperación de los oficiales. Se constituiría una brigada internacional tal cual lo señala Fidel. Salvador, el jefe y Secretario Político de los oficiales comunistas, fue designado por Fidel como jefe del contingente. En varias ocasiones se lo llevó y lo fue presentando como tal, a cada grupo que conformaría la brigada. En los primeros días de guerra, los oficiales chilenos descubrirían la presencia en el Frente Sur del entonces Coronel Alejandro Ronda. Sin que nadie se los dijera, se subordinarían a su mando. Todos sabían que en éste experimentado oficial del Ministerio del Interior y consumado fidelista, estaba la conducción del Comandante en Jefe.

Finalmente el 16 de junio de 1979, ─y le doy paso al testimonio­─, los primeros diez oficiales del Partido Comunista partimos hacia el Frente Sur junto a un numeroso grupo de nicaragüenses, hondureños y guatemaltecos. Cuarenta en total. Una semana antes y desde otra instalación habían salido cuatro oficiales del Partido Socialista. Previo a la partida Fidel se reunió en privado con el pequeño grupo de oficiales comunistas. Habló largo como él suele hacerlo. Me aflige recordar pocas cosas de las dichas, quizás por el impacto sentido al tenerlo al alcance de mi mano; todos a su alrededor, como el padre que les da los últimos consejos a sus hijos que marchan a la guerra. Se despidió de cada uno con un abrazo. Nunca nos ofreció nada a cambio, a no ser la dicha que otorga el obrar con decoro, tal cual él lo hizo durante toda su vida, respondiendo a los dictados de Martí.

-El autor, Luis Rojas Núñez, es historiador.

Fuentes consultadas:

– “De la Rebelión Popular a la Sublevación Imaginada” Segunda Parte “El Internacionalismo del PCCh”. LOM. De Luis Rojas

– el libro en preparación: “Carrizal. Las armas y la violencia en la Rebelión del PCCh”, del mismo autor. 

-Según el libro “Internacionalistas en la Revolución Popular Sandinista” de un colectivo de autores encabezados por Pascale Bonnefoy, del año 2008, son 20 los oficiales, entre comunistas y socialistas, fallecidos en combate en Centroamérica.

 

A días de la muerte del Comandante Fidel Castro, la tristeza aun invade el corazón de millones de seres humanos en todo el planeta, pero su obra revolucionaria, que puede ser apoyada, cuestionada, controvertida o como se quiera evaluar, muchas veces por imágenes  y versiones intencionadas  destinadas  a desprestigiarle, esta allí. Con una Cuba parada, digna  referente de una soberanía nacional-popular, bloqueada, amenazada pero nunca violentada.

La cuestión radica en como cada cual quiere ver Cuba, pero objetivamente el régimen socialista cubano, con todos sus defectos e imperfecciones, sigue siendo la contraparte del diagnostico latinoamericano crónico de explotación, muertes por desnutrición,   por enfermedades curables de millones de adultos y niños, por el desamparo de personas que no pueden jubilar por temor a la pobreza, por la deserción escolar, la drogadicción, la criminalidad, el desempleo y subempleo, la polarización social entre otros.

Un país que sin aspirar a ser perfecto, con todas sus limitaciones, ha dado una larga lección de internacionalismo, cuyas evidencias están al alcance de todos, porque son millones de seres humanos de todo el mundo los que han sido beneficiados por el afecto cubano a lo largo de más de medio siglo. Patria es humanidad decía Martí, constituyendo el concepto de patria que se tiene en Cuba, un pensamiento que en Fidel fluía con fuerza afirmando una y otra vez, que esa era “la flor más hermosa de la Revolución Cubana…que ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad…”

Sus enemigos le cargan “la exportación armada” de la revolución, lo que  en gran parte es un mito, pero nunca hablan del aporte real que profesionales cubanos han hecho y hacen de manera desinteresada en todo el mundo. En 57 años de revolución han pasado mas de 80.000  trabajadores de la salud por 39 países del continente africano y en la actualidad, 4.048 profesionales continúan colaborando en 32 países de África, de los cuales 2.269 son médicos.

A nivel mundial y al día de hoy, Cuba colabora en 66 países con 50.731 cooperantes —el 64.6% son mujeres—, entre los que se encuentran 25.412 médicos. Cifras importantes que difícilmente otro país puede mostrar, que demuestran la solidaridad desplegada por Cuba, realizada a pesar del bloqueo criminal impuesto por el Gobierno Norteamericano y que le ha impedido desplegar todas sus capacidades, para alcanzar una mayor felicidad de su pueblo.

Pero este tremendo despliegue internacionalista nunca será reconocido por los enemigos de Cuba, por el contrario, lo que nos venden los medios de comunicación es el discurso de quienes critican a Cuba, de los que se sienten dueños de la verdad política, que pregonan la democracia mientras en el nombre de la libertad de mercado, niegan mas y mas derechos a las personas en sus propios países. Otros, como es el caso de la  derecha en Chile, que sin siquiera reconocer su participación en el terrorismo de Estado de Pinochet, de manera directa o indirecta, montan historias y califican al régimen cubano de  “tiranía”, o como el “modelo comunista que atenta en contra de las libertades y los derechos humanos”.

Pero la influencia cubana en América Latina es objetiva, porque desde su irrupción en 1959, se constituyó en un duro golpe a la hegemonía económica, política e ideológica de Estados Unidos en Latinoamérica. Lo que le significó a los cubanos, un permanente ataque, desde Estados Unidos, quienes hicieron todos los esfuerzos por neutralizar el proceso revolucionario, intentaron asesinar a sus dirigentes, entre cientos de otras acciones criminales, incluyendo el bloqueo económico vigente  hasta hoy.

Cuba se transformó en una alternativa, eso es cierto, primero porque nos mostró un camino distinto, en el cual las libertades de las personas se manifestaban en el logro y materialización de sus derechos, a educarse, a la salud, a la recreación y que todo eso formaba parte de un modelo de justicia social. Una influencia que se fortalecía, y aun se fortalece, en la realidad que viven cada uno de nuestros países, atrapados en procesos de abuso y enriquecimiento de pequeñas elites, en desmedro de la felicidad y bienestar de millones de seres humanos.

En segundo lugar, porque en tales circunstancias, es inevitable que surjan esperanzas de cambio social que, inspiradas en la revolución de Fidel, influya en los movimientos y partidos de izquierda latinoamericana, para asumir una actitud frente a la forma de tomar el poder. Inevitablemente el triunfo de la revolución cubana mostró un camino distinto a la lucha político-electoral, como estrategia para llegar al poder y, para desde allí,  llevar a cabo profundas reformas estructurales, como paso previo a la construcción del socialismo.

En otras palabras, la solidez política que tomó el curso de la revolución cubana,  desde un principio, asumiendo el parámetro del arribo al poder a partir de la lucha armada y su definición socialista, se constituyeron en un referente tangible para la izquierda latinoamericana.

Por lo tanto, ya no se trataba del ejemplo de la URSS y el socialismo en otro continente, bajo condiciones completamente diferentes en términos históricos, políticos y económicos, sino de un acontecimiento en Latinoamérica; una nación con problemas comunes que había hecho una revolución, se había librado de Estados Unidos y que construyó una nueva sociedad.

Todo esto es lo que hace de Cuba un referente y lo seguirá siendo, a pesar de que los profetas políticos, en el caso de Chile, alimentados por la “cultura mercurial“ y desde el fin del socialismo en Europa del Este y la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), a principios de los noventa, postulan su desaparición. Seguramente ahora, con la muerte del Comandante Fidel, continuarán apostando al fin de la revolución cubana, porque para ellos es la etapa neoliberal del antiguo capitalismo lo que debe reinar en el ámbito mundial.

Pero esas historias dan cuenta que sus autores no conocen Cuba, no dan crédito a que el socialismo cubano se genera a partir de un movimiento revolucionario, en el que participa la mayoría de la sociedad, transformando de raíz las estructuras políticas, económicas y sociales de la dictadura de batista. No saben o no reconocen que no es un proceso impuesto desde afuera ni por una clase burocrática, sino que, el resultado de una amplia participación popular impulsada a partir de un liderazgo forjado en la lucha, reconocido en su propio país y en el mundo y protagonizado fundamentalmente por Fidel Castro y por quienes lo acompañaron en el Movimiento 26 de Julio.

Quienes de una forma u otra fuimos  receptores directos del cariño de la revolución cubana, que crecimos políticamente al alero del internacionalismo y quienes  se educaron en sus principios, sabemos que en Fidel se plasmó la revolución en sí misma, en su dirección, orientación y fisonomía. Por eso es que para el conjunto del pueblo cubano, al margen de sus cualidades, de su eficacia como dirigente, es ya un símbolo que adquiere un valor fuera de lo humano, fuera de lo cotidiano y estará allí aun después de su dolorosa partida.

Algún día se entenderá que las revoluciones no se exportan ni se copian, solo son referentes que se pueden o no seguir para construir lo propio, tal como decía Fidel, “las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos”. Pero, “Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos”.

Partió Fidel, pero con todo esto nos dejó su legado, una vida plagada de ejemplos, de consecuencia de internacionalismo, lo que para un número significativo de chilenos y chilenas, significó recibir su ayuda solidaria, para vivir con cariño y apoyo su condición de exiliados y para otros, nosotros, digo los Rodriguistas, enfrentar a la tiranía de Pinochet.

El FPMR nunca hubiera podido existir sin la visión inclaudicable e internacionalista de Fidel Castro, cuya decisión, que al final se impuso, representó la voluntad de millones de Chilenos, hombres y mujeres. Originando una organización político militar, que contó en sus filas con  hombres y mujeres que no se doblegaron ante la dictadura y estuvieron dispuestos a entregar sus vidas, aportando como lo hicimos, a la libertad de Chile. Por eso es que tanto para nosotros como para los luchadores sociales de otras latitudes, Cuba fue y será un icono de dignidad, que nos movilizó, en nuestro caso, a comprometernos con la rebelión justa y necesaria en contra de la tiranía criminal en Chile.

Lideres perfectos no existen, modelos perfectos tampoco, pero si lideres revolucionarios consecuentes, visionarios, firmes en sus convicciones, quienes consagran toda su vida al bienestar de su pueblo y Fidel era uno de esos, elevando, por sus obras, su figura política revolucionaria, como la más importante del siglo XX y principio del XXI.

“ Los hombres individualmente pueden desaparecer, pero los pueblos perduran. Y este pueblo nuestro, este pueblo revolucionario, este pueblo que trabaja, este pueblo que se prepara, este pueblo que se educa, es algo que tiene vida eterna, algo que tiene vida inmortal, algo en lo cual la obra de cada uno de nosotros, el granito de arena de cada uno de nosotros, se continuará a lo largo de la historia, porque los que vengan detrás seguirán la tradición de su pueblo, como nosotros hemos seguido la tradición de los que empezaron a luchar por la nación cubana hace un siglo……” ( Fidel Castro, 2 de Septiembre de 1960)

Comandante, con la humildad que aprendimos de su tremendo e inmortal  ejemplo, hasta  siempre……….

-El autor, Enrique Villanueva M., es ex dirigente Rodriguista