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El aire de los tiempos: Plebiscito y Convención

El aire de los tiempos: Plebiscito y Convención
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27 de octubre de 2020
Estamos en época de convulsión de la realidad, en época en que es mejor entender que cerrarse, matizar que rechazar, incorporar que descartar.

Épocas en que necesitamos un vocabulario común que quiera decir lo mismo o algo muy parecido a las personas que quieren participar en este gran foro que se ha abierto, un protocolo de trato mutuo que excluya la violencia en las interacciones, el sofismo y la mala leche; un idioma común que nos lleve más allá de las ilusiones, a realidades concretas en caminos para el futuro.

Porque como decía un psiquiatra, neurótico es aquel que hace castillos en el aire, y psicótico es el que se va a vivir a los castillos.  Y alguien agregó que el Psiquiatra es el que cobra el arriendo…

En los casos colectivos el que paga el pato por vivir ilusiones, suelen ser los pueblos no informados o mal informados y el tributo lo cobran los vivos que los alientan a irse a vivir en su mundo ilusorio, sin informarlos de la realidad. Y después arrancan a perderse cuando la cosa se pone densa.

Hemos protagonizado un acto épico dentro de las normas de la Democracia cuyo mecanismo es el voto.  La alegría invadió a las masas que sentían que jamás iban a salir del hoyo de la deuda y del esfuerzo que significaba salir de este hoyo en un país poco amable con sus ciudadanos.  El grito salió del fondo del alma:

“ No queremos una normativa de convivencia que permite un descuido monumental de nuestro pueblo en aras de la libertad de elegir de unos pocos, lo que contribuye al negocio de otros varios, de bienes que deberían llegarnos por el hecho de ser ciudadanos dignos”

¿De qué bienes hablamos? ¿ De viajes a Honolulo, joyas, autos de lujo, mundos hollywoodenses?

Creo que no. Por lo menos a mí no me interesa ir a Honolulo, no uso joyas, tengo un Samsung viejo, y los mundos de estereotipados de Hollywood me aburren a morir.

Sí me interesa la educación de mis hijos y su salud física y mental, que tengan familia y trabajo; me interesa tener mi casita propia con un limonero un damasco y un parrón, me interesa tener vecinos cordiales y ojalá silenciosos, me interesa ver las estrellas de noche y la cordillera en el día, y tener una locomoción buena y al alcance de mi bolsillo para movilizarme en esta ciudad.

También es importante tener agua en las cañerías, un retiro de basuras adecuado, electricidad, e Internet a precios razonables porque estamos en el siglo 21 y sin energía nos quedamos fuera del mundo.

Siempre he tenido esas cosas, y nunca mucho más que eso, y me han bastado, por lo que doy gracias a la vida junto con la Violeta.

Y me encantaría que otros las tuvieran, sin por eso tener que pasar la vida pagando cuotas.

Pero también me interesa tener amigos con los cuales pueda conversar sobre el sentido de la vida, amigos que compartan mi gusto por la música y la poesía, amigos científicos que me expliquen algo de la física Cuántica y la 4ª dimensión.

Sé que a mis vecinos les interesan otras cosas, pero nos saludamos con cordialidad y buenos modos.

Y que importante son los buenos modos….

Amigos queridos, espero que este momento de alegría para muchos, sea un momento también de reflexión, para que la alegría siga.

El tiempo nos apremia para que se creen mecanismos de elección de los miembros de la Convención encargada de redactar la Nueva Constitución.

Todos queremos que esta Constitución  esté bien redactada y nos dé un marco que favorezca el bienestar de la mayoría.  Y digo que favorezca porque ninguna Constitución puede garantizar este bienestar, ni garantizar la felicidad.

El empleo no va a mejorar por crear una nueva Constitución ni la endogamia de ciertos grupos, ya que esto último es el efecto de la cultura que influye en la elección de pareja.

La obtención de ese bienestar es un proceso que comienza con la voluntad política de llegar a ese objetivo manifestada en leyes concretas, y es un proceso de largo plazo que hay que cuidar y que puede durar años.

En este plebiscito solamente votó el 50% de la masa votante. Y eso que era trascendental.

¿Un pueblo abúlico que no cree realmente en la Democracia?

¿Un pueblo que quiere la breva pelada y en la boca?

¿O cree en la violencia porque tiene ira y rencor?

No me atrevo a juzgar.

Estamos en un momento extremadamente complejo de nuestra historia, en que no hay soluciones fáciles para el presente ni el futuro inmediato. La violencia no es el camino para la construcción de nada que no sea violencia.  Eso es lo que nos dice la Historia.

Y los viejos solían decir:  El que a hierro mata…no muere a sombrerazos.

Ahora nos  tenemos que avocar a construir un camino bien pensado que escoja a los más adecuados para representarnos en este proceso constituyente.  Estos son una élite, pero una élite elegida por nosotros para representarnos y controlada por nosotros.

Una élite que debe ocupar las mejores cabezas pensantes del país en todos los estamentos.  Una élite que nos dé cuenta a nosotros de lo que está redactando, y nos informe a través de los medios disponibles de cómo y por qué llegó a la redacción de cada artículo. Una elite que vuelva a sus labores habituales al terminar su trabajo.

No nos podemos dejar distraer por venganzas y vandalismos que no conducen a nada ya que eso desvía la atención de nuestro objetivo. Y no nos conviene ser desatentos y descuidados como hemos sido en el pasado.

De las comunas en las cuales ganó el Rechazo, tenemos que considerar que entre el 30% y el 40% votaron por el Apruebo.  Así como en las Comunas que Aprobaron hay un 20% que rechazaron.

Podemos decir que las comunas son variopintas.  Hay hasta un 30% a 40%, o sea 3 o 4 de cada 10 personas de los que viven en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea que concuerdan con la idea que necesitamos cambios, y que están dispuestos a colaborar por la vía democrática.

Y estas personas no son particularmente ricas.  Muchas de ellas pagan el arriendo y los gastos corrientes y no ahorran ni un peso.  Es más, suelen estar permanentemente sobregiradas porque no pueden vivir sin sobregiros y crédito.

Y no debemos desperdiciar a nadie.

1 de cada 5 personas de las otras comunas no están dispuestos a colaborar con el cambio.  Sería bueno saber que tienen en mente como alternativa estas personas que no quieren el cambio.

Muchas de las personas de las comunas consideradas como morada de los ricos, adujeron que aceptar  la violencia que se desplegó para atemorizar a la gente a través de la quemazón y destrozo de la ciudad, era un chantaje para  buscar caminos violentos en la solución de los conflictos y dijeron no querer ser chantajeados. Me consta porque lo he preguntado.

¿Y que dice el 20% del resto de las comunas que se opuso al cambio por métodos democráticos?

Me gustaría saberlo, lo mismo que los que no votaron, que no sabemos si fue por temor al contagio o ancianos o enfermos.

Votaron 7.562.173 lo que es el 51% de la población mayor de 17 años que son aproximadamente 14.800.000 suponiendo que tenemos  19 millones de habitantes.

Casi la mitad de la población habilitada para votar por edad no lo hizo.

Todavía nos falta mucho para estar en el juego de la Democracia como deberíamos.  Y esto se debe en gran parte a la mala educación cívica que hemos recibido los últimos años.  A la mala educación histórica, a la carencia de Filosofía para saber de qué estamos hablando.  Y un poquillo a la frivolidad nacional que prefiere hablar de futbol y de minas faranduleras que de otras cosas.

No hemos sido educados para vivir en Democracia.

Hasta Kissinger nos trató de frívolos en su tiempo, y en  50 años no se si hemos mejorado mucho.

No sabemos que es Democracia ni el valor de ésta como mecanismo para la convivencia.  No valoramos las instituciones republicanas heredadas de nuestros antepasados que nos legaron esta conformación del Estado, no sabemos de la pobreza y las vicisitudes que ha enfrentado nuestro país y el mundo en estos dos últimos siglos, no sabemos cómo expresar nuestras ideas en un hablar lógico y directo sin cantinfleos ni garabatos.

Y hoy día tenemos la oportunidad de escribir una Constitución que debe ser  clara y bella,  en armonía con el aire de los tiempos y en armonía con lo que se espera de un país creativo con ansias de mejorar su situación en un contexto internacional.

Hoy es el momento de pensar en esos temas.

Llamo sobre todo a las mujeres que van a estar presentes en esta Convención a usar al máximo su corazón y su racionalidad terrestre.  Por primera vez vamos a compartir con los hombres una creación colectiva cultural de esta envergadura y seremos miradas con lupa.

El camino a las grandes alamedas hay que crearlo, y no perderlo de vista.  Y por el momento tenemos que seguir viviendo, más precariamente de lo que estábamos acostumbrados, volviendo a la vieja rutina de la austeridad cuando no botábamos nada porque “este cacharrito siempre puede servir para macetero” como decían las abuelas, o” estos calcetines viejos para trapero.”

Y yo añado y “ que quemados no sirven para nada”.

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