Ninguno de los tres gobierna hoy en su país. Transformaron Brasil, Bolivia y Ecuador, pero están proscriptos, corridos del escenario electoral por una derecha que los exilió o los encarceló, con una coordinación que ni siquiera es disimulada y responde a intereses internos, pero sobre todo externos. El mejor ejemplo de ello es la inhabilitación en simultáneo, el mismo día y con apenas minutos de diferencia, para Rafael Correa y Evo Morales, quienes se disponían a participar como candidatos a vicepresidente y senador, respectivamente, en elecciones ya viciadas de origen. Un mensaje contundente: mismo día, casi misma hora, los dos afuera de la cancha.