La creciente vulnerabilidad humana frente a las pandemias no hay que buscarla en algún animal, sino en una causa más profunda: la destrucción y manipulación acelerada de la naturaleza. Si bien la transformación de microbios benignos en agentes mortales no es nuevo, en la medida en que la huella humana sobre el planeta aumenta, también lo hace la probabilidad de pandemias.