[…] el movimiento respiratorio terminal del Presidente no fue la inspiración y, en consecuencia, la sangre que encharcara su boca y nariz no podría haber sido aspirada, evidenciándose así la falsedad perpetrada por los peritos del SML e internacionales para explicar el hallazgo que fabularon. Y dicho equipo pericial relaciona el hallazgo fabulado con la aspiración sanguínea pulmonar para aparentar que ésta era acorde con que el Presidente se hubiera suicidado, ocultando así lo obvio: que la aspiración sanguínea pulmonar no habría existido si el Presidente se hubiera asestado aquel disparo […]
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