Argentina y Brasil: fractura social, sin gobernabilidad a la vista
por Raúl Zibechi (Uruguay)
5 años atrás 6 min lectura
Mauricio Macri comenzó con buen pie, en 2015. Jair Bolsonaro empezó su gestión tropezando, en 2019. Luego de dos años tranquilos y hasta exitosos, Macri perdió la estabilidad y se despeñó.
Bolsonaro sigue cuesta abajo, con una popularidad del 33% a seis meses de empezar su mandato, los peores índices que se recuerdan en tres décadas. En ambos casos, hay oscilaciones, y las habrá cada vez más en los próximos años.
El aspecto común en los dos principales países de la región, es la fluctuación, la imprevisibilidad, los bruscos cambios de humor en sociedades que —más allá de puntuales entusiasmos— muestran hartazgo con la clase política, con sus promesas siempre incumplidas y una soberbia rayana en el desprecio por los demás.Lo cierto es que estamos ante sociedades profundamente divididas. Este es el otro aspecto que comparten Argentina y Brasil, situación que se va volviendo habitual en la región. «La grieta» es como denominan los argentinos a esta profunda división política que no parece remitir y que reproduce hondas diferencias que se arrastran desde el primer tercio del sigo pasado, cuando se conjugaron el gobierno militar de José Uriburu y la irrupción del peronismo, para congelar una escisión social que es también cultural y de modos de vida.
En Brasil, una reciente encuesta de Datafolha muestra que el 58% desconfían de los partidos políticos y la institución en la que más confían son las fuerzas armadas, por la cual sienten simpatía el 42% de los entrevistados en tanto el 19% siente rechazo por los uniformados.
Bolsonaro defiende alianza política con Macri y alerta sobre «nuevas Venezuelas» |
Incluso en Uruguay, probablemente la sociedad más democrática por el modo como resuelve sus contradicciones, se constata la aparición de fuerzas que parecían haberse evaporado del escenario político. Me refiero al partido de carácter militar Cabildo Abierto, encabezado por un general que se enfrentó al presidente Tabaré Vázquez, y al Partido de la Gente que reclama mano dura contra la delincuencia.Me parece necesario destacar que el profundo fraccionamiento de nuestras sociedades es de carácter estructural, no coyuntural, y que ha sido reforzado en los últimos años por diversos factores. Estructural porque los dos principales segmentos enfrentados, tienen historias precisas que se arrastran desde el siglo XIX y se han profundizado en las dos últimas décadas.
El primer aspecto es que estamos ante sociedades herederas del colonialismo, donde la casta que detentaba el poder devino en oligarquía de la tierra, generando una cultura política caudillista y el clientelar. Aunque aquella clase fue derrotada en casi todos los países (menos en Colombia y Centroamérica) por diversas insurgencias obreras, campesinas y gobiernos militares que realizaron reformas agrarias, la cultura oligárquica se reveló mucho más resistente y perdura hasta nuestros días, encarnada tanto entre partidos conservadores como progresistas.
La segunda cuestión es que el modelo extractivo vigente, anclado en los monocultivos, la extracción de hidrocarburos, la minería a cielo abierto, las grandes obras de infraestructura y la especulación inmobiliaria urbana, actualiza las relaciones coloniales con una ocupación vertical del territorio y marginando a la mitad de las poblaciones.Esta economía especulativa, no productiva, que va de la mano de la hegemonía del capital financiero, divide las sociedades en mitades: quienes tienen empleo fijo y los precarios; los que pueden pagar salud y educación de calidad y los que solo acceden a servicios de pésima calidad; los que tienen viviendas dignas y los que están sumergidos en viviendas precarias; y así en todos los aspectos.
La mitad de la población que vive en la precariedad es objeto de políticas sociales, perciben menos de cien dólares mensuales de beneficios, y es vigilada de cerca por policías y guardias armados en sociedades cada vez más militarizadas. Un seguimiento de los casos de «gatillo fácil» en Argentina (la muerte de personas desarmadas por la policía) y de muertes violentas en Brasil, muestra una constante progresión desde comienzos de la década de 1990, justo cuando se implementaron las políticas neoliberales de las cuales el extractivismo es su última fase.
Brasil: Bolsonaro festeja y los jubilados lloran |
Es evidente que para gobernar una sociedad donde la mitad de la población no tiene derechos y naufraga en la pobreza, hay que emplear la fuerza. Estamos ante un aspecto estructural del modelo, que atraviesa a los gobiernos progresistas y a los conservadores, aunque éstos han profundizado los aspectos más regresivos como el despojo de las mayorías.El tercer aspecto a tener en cuenta es que la fractura social y cultural vigente también es profundizada por las iglesias evangélicas y pentecostales que han arraigado, con diversos grados de profundidad, en toda la región. Estas iglesias no se limitan a trabajar dentro de sus locales sino que desbordan su influencia en toda la sociedad, con medios de comunicación masivos y con fuerte impacto en el sistema político, sobre todo en Brasil y Colombia, con bancadas parlamentarias propias y con partidos que les son afines.
En general, estas iglesias profundizan las grietas preexistentes al enfrentarse con los movimientos feministas, con las sexualidades no hegemónicas y muy en particular con gais y lesbianas, con los pueblos negros e indígenas. Por momentos, en convergencia con sectores de la iglesia católica, parecen desear un retorno al pasado a través del rechazo al aborto y a los derechos colectivos de los pueblos.
*Fuente: Mundo Sputnik
Artículos Relacionados
"El golpe de estado de Chile ha sido poco menos que perfecto"
por Alejandro Torrús (Madrid, España)
11 años atrás 9 min lectura
Argentina: Extraordinario debate en la Corte Suprema argentina sobre la ley audiovisual
por Horacio Verbitsky (Argentina)
11 años atrás 14 min lectura
Qué es y cómo se formó la casta política en Chile
por Roberto Avila Toledo (Chile)
9 años atrás 8 min lectura
Sencillamente, terrorismo mediático: Cuba y los medios de propaganda liberal
por Toni Solo (Cuba)
16 años atrás 13 min lectura
Concluyen las audiencias en demanda de Nicaragua contra Alemania por complicidad de genocidio en Gaza
por Nicolás Boeglin (Costa Rica)
1 semana atrás 27 min lectura
Acuerdo en la COP21: El comercio internacional deberá proseguir sin obstáculos, incluso en un planeta muerto
por Maxime Combes (Francia)
8 años atrás 7 min lectura
La «paciencia estratégica» de Irán se eleva a disuasión seria
por Pepe Escobar (Desde Moscú)
8 segundos atrás
Los ataques de represalia de Irán contra Israel no se llevaron a cabo en solitario. Los socios estratégicos Rusia y China cubren las espaldas de Teherán, y su papel en el conflicto de Asia Occidental no hará sino crecer si EEUU no mantiene a Israel a raya.
Consejo de Seguridad: Estados Unidos veta resolución que recomienda a Palestina como Estado Miembro de Naciones Unidas
por Nicolás Boeglin (Costa Rica)
3 horas atrás
El veto de Estados Unidos este 18 de abril del 2024 será probablemente recordado como un grave error de apreciación del aparato diplomático norteamericano.
Su incondicional apoyo a Israel en Gaza desde la tarde/noche del 7 de octubre, hace que Estados Unidos haya socavado gran parte de su credibilidad en diversas latitudes del mundo.
La «paciencia estratégica» de Irán se eleva a disuasión seria
por Pepe Escobar (Desde Moscú)
8 segundos atrás
Los ataques de represalia de Irán contra Israel no se llevaron a cabo en solitario. Los socios estratégicos Rusia y China cubren las espaldas de Teherán, y su papel en el conflicto de Asia Occidental no hará sino crecer si EEUU no mantiene a Israel a raya.
A los saharauis: «Para ganar batallas, es importante practicar activamente los valores de la solidaridad, el compromiso, la disciplina y la lucha»
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
1 día atrás
«Creo que el FP debería plantearse estas cuestiones, ocuparse mejor de encuadrar a su gente, enseñarles a trabajar en la clandestinidad, mejorar la organización para no hacer –como hoy- el ridículo ante el enemigo.»