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Wikileaks reveló ya el 2009 cómo se formaban en EE.UU. los jueces del Lava Jato

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En un documento de 2009 filtrado por Wikileaks, los EE.UU. dejan claro cómo entrenan agentes judiciales brasileros, entre ellos el juez Sérgio Moro. ¿Alguna vinculación con los sucesos de la actualidad?

Sábado 26 de marzo de 2016

Wikileaks reveló el informe enviado al Departamento de Estado norteamericano sobre el seminario de cooperación, realizado en octubre de 2009, con la presencia de miembros selectos de la Policía Federal (PF), el poder Judicial, el Ministerio Público y autoridades norteamericanas en Río de Janeiro. Wikileaks es un sitio web especializado en filtrar documentos internos del gobierno norteamericano.

El seminario tenía como título de “PROYECTO PUENTES”: construyendo puentes para la aplicación de la ley en Brasil”, en el que se trataba de consolidar el entrenamiento bilateral para la aplicación de leyes y habilidades prácticas de contraterrorismo. Fiscales y jueces federales de los 26 estados brasileros participaron del entrenamiento además de 50 policías federales de todo el país. La delegación brasilera fue la mayor entre los participantes, que contaba con delegaciones de México, Costa Rica, Panamá, Argentina, Uruguay y Paraguay.

El memorándum relata el “gran entusiasmo” con el que los fiscales y jueces federales brasileros disiparon los temores que el término “contraterrorismo” despierta en amplios sectores, nada menos que el discurso con el que George W. Bush buscó revestir el derecho inalienable del imperialismo norteamericano de actuar como “policía del mundo” luego de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría con la restauración capitalista en la exUnión Soviética, que fundamentó intervenciones militares en todo Oriente Medio en la década de 2000 y la reaccionaria intervención norteamericana para frenar la primavera árabe de 2011. Queda expuesta perfectamente la proximidad con la que la casta jurídica brasilera maneja los términos utilizados por el jefe imperial.

Esto también queda en evidencia, cuando en medio del informe para el Departamento de Estado, aparece el relato de nada menos que Sérgio Moro, que habla sobre los “cinco puntos más comunes del lavado de dinero en Brasil”. Sin dar cuenta de detalles específicos sobre la exposición del jefe de la “República de Curitiba” (residencia de Sérgio Moro), el informe da cuenta que se dieron acalorados debates, en los que el equipo de entrenamiento yanqui, virtuosos en la falta de decoro, enseñan a los pupilos brasileros y extranjeros los secretos de la “investigación y castigo en los casos de lavado de dinero, incluyendo la cooperación formal e informal entre los países, confiscación de bienes, métodos para obtener pruebas, negociación de la delaciones, uso del examen como herramienta, y sugerencias sobre cómo lidiar con Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) sospechadas de ser usadas para el financiamiento ilícito”.

En el apartado “Resultados”, el informe del equipo recuerda la armonía que se establece cuando el tutor dedicado se encuentra con el aprendiz atento. Léase que “los participantes solicitaron entrenamiento adicional, sobre la recolección de evidencias, entrevistas e interrogatorio, habilidades usadas en los tribunales”. Este interés se explicaría por el hecho de que “la democracia brasilera no llega a los 20 años. Así, los jueces federales, fiscales y abogados brasileros son iniciados en el proceso democrático, no fueron entrenados en cómo lidiar con largos procesos judiciales […] y se encuentran incapacitados para utilizar eficazmente el nuevo código criminal que fue alterado completamente”

Habría que verificar la opinión de los participantes sobre esta gentil acusación de estupidez por parte de los jefes yanquis. Si damos crédito al informe, parece que a los juristas y fiscales brasileros poco les importó la desconsideración proveniente del norte, en tanto “consintiesen enseñar las nuevas herramientas, ansiosos por aprender”. Dos mitades que se completaban. Como decía el ruso Tchernichevsky, un fósforo es frío, así como el lado exterior de la caja en la que es rozado, pero juntos producen el fuego que da calor a la humanidad. Esta es la síntesis de las relaciones entre los Estados Unidos y el Poder Judicial brasilero.

Y para completar la trama de la historia, en un determinado pasaje del documento el informe solicita administrar cursos más intensos en los siguientes lugares: Curitiba, San Pablo y Campo Grande. ¿Pueden resultarnos llamativos los actuales procedimientos de la llamada “República de Curitiba”?

El informe concluye con la idea de que el “sector judicial brasilero claramente está muy interesado en la lucha contra el terrorismo, pero necesita de herramientas y entrenamiento para empeñar sus fuerzas eficazmente. Fiscales y jueces especializados dirigen en Brasil casos significativos involucrando corrupción de individuos de alto escalafón”. No es sorprendente que, durante estos últimos años, la cooperación con los Estados Unidos, e incluso sin ella, haya aumentado la información del Poder Judicial y del Ministerio Público sobre los principales casos de corrupción del país.

Con semejante red de investigación, ¿es posible creer que el Poder Judicial y la Policía Federal no supieran nada sobre los esquemas de corrupción en la empresa Petrobras? ¿Recién ahora son descubiertos? Parece poco creíble. La propia desesperación de el juez Moro el pasado miércoles por poner bajo sigilo los más de 300 nombres de los políticos involucrados en la delación de Odebrecht señala que podría trazar el rastro de nuevas pistas que involucran a miembros prominentes de otros poderes, además del poder Legislativo. Entonces, vale preguntarse, ¿quién estará a cargo de investigar a la Policía Federal? ¿Quién va a juzgar a los jueces?

La farsa de las instituciones democráticas

Con certeza la responsabilidad por el fortalecimiento de la derecha y las instituciones autoritarias del Estado capitalista recaen sobre Lula, Dilma y el PT. Por otro lado, las maniobras de Sérgio Moro, adoptadas por el Supremo Tribunal Federal, representan la preparación de un “golpe institucional” del Partido Judicial y deben ser denunciadas contundentemente.

Los jueces son electos por los dueños del poder. Como mucho, son funcionarios de carrera con miles de filtros sociales para que sus cargos sean ocupados solo por los sectores acomodados. Gozan de enormes privilegios de la “República de los ricos”, algunos de ellos de carácter vitalicio. Y mantienen todo tipo de lazos con el imperialismo y las potencias extranjeras como está documentado en los archivos de Estado como el que analizamos.

Es lamentable la posición de la izquierda, como el PSOL y el PSTU que se alinean detrás de la superstición de que la Operación Lava-Jato y de que el juez Sérgio Moro pueden resolver la corrupción burguesa, o revestidos de la política de “Fuera Todos”, y “Elecciones Generales”, una verborragia que termina detrás de la política de impeachment de la derecha cuando es necesario unir fuerzas para exigir a las direcciones burocráticas que rompan su colaboración con el gobierno y encabecen una lucha seria contra los ajustes y la impunidad.

Es necesario cuestionar todos los privilegios del Poder Judicial, exigir que cada juez sea electo por sufragio universal y sea revocable, exigiendo que ganen un salario similar al de un maestro. Ni el PT que ha fortalecido esta institución durante todos los años de sus gobiernos, ni la derecha reaccionaria del PMDB y del PSDB, pueden hacerlo. Es necesario que la población, en base a un movimiento nacional contra los ajustes y la impunidad, impulse una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que imponga estas medidas, decidiendo la revocabilidad de todos los mandatos, que todos los funcionarios del Estado ganen como un maestro y se reviertan todos los acuerdos con el capital extranjero.

Acceda a continuación el archivo completo entregado por Wikileaks: Haga click aquí.

André Augusto
Natal | @AcierAndy

*Fuente: La Izquierda Diario

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1 Comentario

  1. jose garcia peña

    Eso que llaman justicia funciona exáctamente igual que una religión.
    Es lógico que los criminales que por motivos políticos se sienten protegidos por
    jueces delincuentes, digan siempre que confían en la justicia y que hay que esperar
    a lo que dicten los tribunales, pero como en la religión, hasta las víctimas de
    montajes judiciales por los que son perseguidos de forma terrorista, también dicen
    lo mismo sobre la justicia y los jueces, lo dicen por temor a empeorar su situación
    en caso de decir lo que verdaderamente piensan.
    El terrorismo judicial obliga a inocentes a confesar delitos que no han cometido.
    Sólamente las Poblaciones en pie de guerra, podrían exterminar a los jueces
    terroristas y al mismo tiempo, proteger a los jueces decentes.

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