La tendencia casi natural a la unidad y un sólido sentimiento de solidaridad entre los asalariados, se impuso por sobre fronteras administrativas y políticas, porque la lucha por el pan y la represión que ésta acarrea no hace distingos de nacionalidades a la hora de proteger los privilegios de los detentadores del poder económico y político. “Con los hermanos chilenos vinimos y con ellos morimos” , dicen que respondieron obreros bolivianos en la escuela Santa María, conminados por sus autoridades a hacer abandono de la escuela, previo a la masacre.