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Donald Trump tirará el mantel  para salvar el imperio

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La presentación del martes 28 de Febrero del presidente Donald Trump ante el Congreso Norteamericano, fue una formalidad sin grandes estridencias, lo cual hizo leyendo un discurso de menos de una hora, en un tono menos agresivo, lo que da cuenta de su baja en las encuestas y la resistencia interna lograda. Volvió  a reiterar su agenda nacionalista, su deseo de limitar la inmigración legal, la promesa de reducir los impuestos, su obsesión por construir una muralla en la frontera con México, la eliminación de regulaciones, el Obamacare y la reconstrucción vial.

El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer resumió así lo que dijo, «Sus discursos son populistas. Están dirigidos a las personas que trabajan y que lo apoyaron. Pero su gobierno y lo que hace es de extrema derecha, favoreciendo intereses particulares sobre la clase obrera. El Senador Schumer  agregó, “el plan que los asesores del presidente han levantado, implica 82 centavos por cada dólar que va a los financieros, que dejaría muy poco dinero para construir carreteras y requeriría peajes para pagar los prestamistas privados”.

Lo que está ocurriendo hoy en Norteamérica, es un sentimiento optimista irradiado por los inversores, la banca, los grandes empresarios y el mercado bursátil, que expresan alegría por un programa elaborado para la extrema derecha. Desde su elección en Noviembre, las acciones han subido de precio, un dato en sintonía con el sector más rico del país, que lo sintetiza el Jefe de Largo Plazo de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, quién cree firmemente que la falta de crecimiento de Estados Unidos, se debe a las regulaciones y a los impuestos, que eliminará Donald  Trump.

Como es de suponer, políticamente las cosas no son tan fáciles de hacer. En el gobierno ya se habla del “deep state”, el “estado profundo”, una especie de red de funcionarios públicos que operarían secretamente en conjunto con el “establisment” para impedir que Trump lleve a cabo sus políticas, quien tiene una fuerte controversia con importantes medios de prensa de Estados Unidos, con los fallos de los jueces federales por la migración, las filtraciones de informes y documentos privados desde agencias del gobierno, la negativa de algunos amigos o conocidos multimillonarios para asumir cargos de alta responsabilidad y las diferencias con su propio partido.

La gente de trabajo que apoyó a Donald Trump, al parecer no puede distinguir lo que implican las medidas económicas que ha propuesto el presidente. Lo concreto es que no son para ellos, son para los multimillonarios. Lo dice el propio Senador, Chuck Schumer, de cada dólar destinado a reparar la infraestructura de Estados Unidos, US$ 0,82 centavos irán al sector financiero. Terminar con el programa de salud significa que millones de personas no tendrán seguro médico. Es evidente la falta de una visión más amplia y real de D. Trump sobre la economía y los problemas financieros, o simplemente trata de desconocerlos en favor de sus propuestas. En el discurso ante el Congreso, no precisó las fuentes ni los mecanismos que empleará para financiar US$ 1 billón de dólares (Un millón de millones) del  nuevo plan de infraestructura, que describió como el  «programa de reconstrucción nacional».

La propuesta para aumentar el gasto militar disminuyendo el presupuesto de otras agencias como protección ambiental, o los programas de ayuda del Departamento de Estado, son recortes que tendrían que hacerse a través del Congreso, donde se topará con la máquina demoledora del poder legislativo, que incluso requerirá de los votos Demócratas. Todo esto representa una gran dificultad que tomará meses o años realizar, porque desmantelar el programa de salud de B. Obama, el “Obamacare” no se puede hacer de un solo plumazo. El nuevo presidente ha reconocido que es muy complicado, lo que da cuenta de su improvisación en temas vitales para la gente y el país.  

Para un sector de los republicanos el aumento del gasto militar es un desperdicio, aún cuando se trata de un monto que no es significativo frente a las grandes magnitudes que requiere el aparato militar. Debemos recordar que el gobierno está operando con el presupuesto bajo una ley de financiación temporal denominada de “resolución de continuidad” que expira el 28 de abril, acordada con el gobierno anterior. Elevar el techo de la deuda será otra gran discusión, por lo tanto, se estima que seguirá operando el presupuesto actual hasta el 30 de Septiembre.

El nuevo presidente de Estados Unidos es del tipo de ejecutivo de negocios acostumbrado a salirse con la suya, a doblegar al que tiene al frente, lo revela su tendencia a que puede manosear a las mujeres cuando están frente a alguien poderoso o importante. Los países tienen una dinámica muy diferente y pueden dejar de colaborar de diversas formas y jugar en su contra. A pesar de haber bajado el tono agresivo de su discurso ante el Congreso, eso no es significativo de nada, solo se trata de una acomodación para una formalidad política, recomendada por sus asesores ante las fuertes críticas internas e internacionales, además de la caída en las encuestas.

Su peligrosa manera de accionar tiene riesgos, provoca una intencionalidad que busca crear desequilibrios geopolíticos en el mundo que puede ser consciente o inconsciente, como la cerrada posición a favor de Israel, las críticas a Europa, su apoyo al Brexit, o el zarpazo que le quiere propinar a México. Golpear a este último país, es el tipico ejemplo del chivo expiatorio, diseñado dentro de su limitada visión política, para difundir su poder e infundir miedo al resto de las naciones, sin medir las consecuencias internas para su propio país. Algunos mandatarios están pensando ir a conversar con D. Trump y llevarán el sombrero en el pecho, pero están los grandes países, como China, la cual aún no es declarada como la nación que manipula su moneda, como prometió. China tiene US$ 3 billones en reservas y no se puede bloquear su comercio imponiéndole tasas a las exportaciones que van a Estados Unidos. Gran parte de la producción dentro de EE UU, requiere de partes producidas en China. Los grandes cambios industriales, toman años realizarlos.

No obstante lo señalado existe otra gran área que no ha sido tocada. En Estados Unidos el sector bancario, financiero, político, empresarial, bursátil etc., no parece considerar que Norteamérica y el mundo están bajo una crisis sistémica.  El mensaje de Donald Trump de “volver hacer  América grande otra vez”, es un regreso al pasado que lo retrata el volver al carbón. Están destrabando la normativa de la minería del carbón, como en la comunidad central de los Apalaches, donde el carbón es considerado el rey.  El  carbón para metalurgia utilizado para fabricar acero ya está viendo un repunte importante. En Pennsylvania se anunció que comenzarían operaciones mineras de carbón a partir de mayo.  Al igual que la producción de petróleo del “fracking”, la mayor contaminación que veremos, niega el cambio climático y sus efectos en todo el mundo. A la ultra derecha no le interesa ni le importa la falta de agua, los incendios, los deshielos en la Antártica, nada. Su frenética lucha es una convulsión obsesiva para acumular riqueza a cualquier precio, partiendo por negar el cambio climático y las energías alternativas.

Dijo Donald Trump en el Congreso, Cada generación americana pasa la antorcha de la verdad, la libertad y la justicia, en una cadena ininterrumpida hasta el presente. Esa antorcha está ahora en nuestras manos. Y lo usaremos para iluminar el mundo”.  Existe en Estados Unidos mucha gente decente, de alto nivel intelectual, de gran conocimiento científico, capacidad política o social que puede elaborar la retórica política de Trump para separarla de la manipulación, pero no ha sido suficiente. La extrema derecha y algunos desencantados que han elegido al actual presidente, han falsificado su propia ideología para hacer creer a mucha gente que su problema, es el mismo que el del pueblo norteamericano.  No dicen que es imposible seguir sosteniendo el imperio con este  modelo económico neo liberal de la elite. El resultado ha sido lanzar el mayor acto de infamia política para culpar al resto del mundo de haber cometido abuso comercial, laboral, económico o financiero contra Norteamérica, negando sus propias políticas aplicadas con la fuerza de las armas o de las guerras. Donald Trump parece no tener filtros políticos o siente que es lo mismo que manejar sus empresas, va a repetir la historia de EE UU., y lo dice, “Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”.  Si alguien no ha reparado en esta frase, es el momento de hacerlo.

Ha dicho en su discurso en el Congreso, “El mercado de valores ha ganado casi tres billones de dólares en valor desde la elección del 8 de Noviembre, un récord”.  Sobre el particular quiero mencionar unas líneas de un informe de los economistas del banco francés Natixis, publicada el 28 de Febrero, dice, “desde mediados de los 90 la inestabilidad financiera ha tomado una forma concreta: fases de endeudamiento excesivo, seguidas de drásticas reducciones de deuda vía crisis».” Este proceso además va acompañado de la aparición de burbujas en los precios de los activos y la explosión de dichas burbujas».  La mención del presidente Trump se refiere a las ganancias del mercado bursátil, dólares que no han producido ni un solo tornillo, sólo especulación. La mayor parte de la crisis se ha concentrado en los trabajadores que han perdido millones de puestos de trabajo y una caída en la demanda.

Probablemente en la reunión del 14 y 15 de Marzo, la FED suban las tasas, pese a que los pedidos de bienes duraderos han caído, la venta de viviendas se ha estancado y las casas pendientes de escriturar no se mueven. La razón para subir las tasas es el IPC que ha subido a una tasa interanual de 2.5%, es decir, inflación. Con este indicador los ingresos reales se vuelven a estancar, si han aumentando los salarios un 2%, la inflación de 2,5% los está regresando a zona negativa, es decir, una pérdida de 0,5% de poder adquisitivo.

A la Reserva Federal le tocará enfrentar las políticas de Trump, del incremento de dinero con deuda destinada a financiar el  «programa de reconstrucción nacional». Será un recordatorio de que las tasas pueden subir agresivamente, teniendo en cuenta que para prevenir un recalentamiento de la economía debido a la inflación, las tasas deben subir mínimo diez meses antes para que sean efectivas y controlen el desborde inflacionario de dólares.

Una información fechada en Nueva York el 23 Febrero de 2017, señala que “el Departamento del Tesoro de Estados Unidos está estudiando la posibilidad de emitir deuda con vencimiento a 50 y 100 años con el objetivo de aprovechar el actual entorno de bajos tipos de interés, según aseguró este jueves el nuevo secretario del Tesoro, Steven Mnuchin”.  Es una señal de, “más de lo mismo”, el engaño para controlar las especulaciones y seguir con el “statuo quo” actual, chuteando la tragedia para más adelante, con deuda perpetua. Desde la crisis de 2009 la deuda global llega a más de US$ 57 BILLONES y compromete un PIB global que sobrepasa el 200%.

Esta esperanza que algunos norteamericanos ven en Donald Trump, es la misma que ven algunos argentinos con Mauricio Macri, o los brasileños con Michel Temer, los peruanos con Kuczynski , los franceses con la candidata ultra derechista Marine Le Pen  y tal vez los chilenos, si eligen a Piñera. La extrema derecha esta urgida por tomarse el poder. Saben que la riqueza futura a explotar será menor, solo para un reducido grupo de personas, los que puedan ingresar a la elite del 5%. El resto entrará en la zona del olvido, un olvido lento. Lentitud  para ser atendido en un hospital público frente a una emergencia, lentitud para conseguir empleo, lentitud para subir salarios y comprar alimentos que seguirán subiendo. Los pobres comerán más harinas y grasas que pescado o frutas y morirán lentamente asediados por las enfermedades.

La  creciente divergencia de la esperanza de vida entre los grupos socioeconómicos es un hecho, debido al comportamiento más duro de la vida moderna. Europa Press señala que una revisión de estudios financiada por la Comisión Europea ha revelado que las condiciones socioeconómicas pueden condicionar la esperanza de vida y acortarla en más de dos años. La evidencia más reciente proviene de un estudio reciente publicado por la revista “The Lancet”, que compara la esperanza de vida en 35 países desarrollados de todo el mundo. Este demuestra que la esperanza de vida al nacer en los EE.UU. ya es más baja que la mayoría de los otros países de altos ingresos y se prevé que descienda aún más.

Nadie debiera asombrarse, sabemos lo que nos espera como país más pobre, es la forma que tiene la extrema derecha para salvar su neo liberalismo, incluido el imperio, con una gran amenaza a la población mundial.

Mario Briones R

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