07/12/2016
La película “Snowden” (2016) es la más reciente producción de Oliver Stone, quien nos tiene acostumbrados a filmes que nos muestran el lado más oscuro del gobierno y la sociedad de los Estados Unidos. Esta vez nos relata una biografía – no exenta de suspenso– de un joven muy talentoso llamado Edward Snowden – experto en informática – que entre 2004 y 2013 se desempeñó en el turbio mundo de los servicios secretos estadounidenses: la NSA (National Security Agency) y la CIA (Central Intelligence Agency)
Una de las virtudes que poseen las películas de Stone es hacer perder la inocencia a los ciudadanos, desnudando las sórdidas tramas del poder. “Snowden”, se convierte así no solo en una biografía del personaje homónimo sino, y principalmente, en una denuncia. Como se sabe, Edward Snowden protagonizó – en 2013 – la desclasificación de antecedentes secretos del gobierno de Estados Unidos. Por esta razón, se encuentra requerido por las autoridades de su país y, hasta la actualidad, refugiado en Moscú.
Tal como ha señalado Oliver Stone, “el mundo estaba más interesado en matar al mensajero que en el mensaje” Edward Snowden ha sido el blanco de una campaña mediática destinada a destruir su credibilidad, calificándolo de “traidor” Sin embargo, muy pocos se detienen en analizar los contenidos y los alcances políticos de la denuncia que afecta directamente a la convivencia democrática de los ciudadanos de los Estados Unidos y, más ampliamente, a gobiernos y ciudadanos del mundo entero.
Edward Snowden se ha atrevido a hacer público que, hasta el presente, la NSA y la CIA utilizan “Programas Informáticos de Vigilancia Masiva” – PRISM y XKeyscore – para recabar información de sus ciudadanos, de gobiernos extranjeros y de ciudadanos de cualquier lugar de mundo. Esta actividad ilícita que comenzó con el gobierno de George Bush hijo, continuó bajo el mandato de Barack Obama. A nadie llama a escándalo que el gobierno de los Estados Unidos ha actuado por años al margen del derecho internacional. A nadie llama a escándalo que bajo el pretexto de razones de Seguridad Nacional se violente la privacidad de millones de ciudadanos dentro y fuera del territorio estadounidense, espiando a gobiernos de todo el mundo.
Lo que creíamos una amenaza propia de las distopías futuristas, se nos muestra hoy como una cruda y vergonzante realidad. El caso Snowden, al igual que el caso Assange y los WikiLeaks, no solo constituye un escándalo sino la más radical denuncia de prácticas reñidas con los más elementales derechos ciudadanos. Cuando miles de expertos trabajan organizadamente para un gobierno, en defensa de intereses políticos y económicos, interviniendo los flujos de información que circulan por la red, es que una Ciberguerra está en marcha. Estamos apenas ante la punta de un iceberg, es mucho más lo que no sabemos que aquello que se filtra.
-El autor, Álvaro Cuadra, es Doctor de la Université Paris-Sorbonne. Paris. France
*Fuente: AlaiNet
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