Un hecho significativo es que todas las recetas dadas por los economistas, tendientes a suavizar la rigorosidad del ‘modelo’ (implantado por la dictadura) contemplan medidas que no alteran en modo alguno la esencia del mismo. En palabras más directas: la generalidad de los académicos (¡cómo podría ser de otra manera!) opera ‘dentro del rayado de la cancha’ establecida por la nueva forma de acumular. La razón es obvia: nadie ha ideado aún el modelo que ha de reemplazar al actual y, ante el temor de lo incierto, existe resistencia a aventurar en una posible reforma integral del mismo.