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La falacia ideológica del neoliberalismo: a propósito de la visita a Chile de Guy Sorman

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En una apacible mañana de domingo maulina me encuentro con un artículo en el cuerpo de reportajes de El Mercurio -creo es el sitio más ideológico del diario- en el cual se comentan algunos aspectos del pensamiento del economista francés Guy Sorman, el cual también es presentado como filósofo. Si atendemos a esta presentación, claramente se está aludiendo a una de las concepciones más certeras sobre lo qué es la filosofía. Me refiero a que el ejercicio de ésta, aunque tenga pretensiones de neutralidad, resulta siempre ideológica o al servicio de la ideología. A partir de la lectura del artículo, sin duda, se puede concluir que Sorman es un filósofo. No diremos todavía si bueno o malo, pero tengamos en cuenta que estos conceptos evaluativos, son clásicos al interior del campo de la ética.
Se agrega como información en el artículo que este filósofo es el autor del libro “La economía no miente” y será el título de la conferencia que dará en un lujoso hotel capitalino. Tengo dudas sobre si este título proviene de la pretendida cientificidad de la economía en general o por la creencia particular de Sorman de que el sistema económico neoliberal es bueno. Juego con el juicio valorativo de lo bueno, por ejemplo un sujeto “bueno” no miente, por extensión como el modelo económico no miente es “bueno”. Podría decir que el título del libro referido, a la luz del pensamiento de este autor, podría ser por ambas razones. Aquí lo falacioso del discurso de Sorman o del periodista que le realiza la entrevista, lo que no sería extraño, ya que seguramente representa la línea ideológica del diario mencionado.
Usaré como artificio la frase: “las falacias de Sorman”, para referirme a algunas cuestiones engañosas del discurso neoliberal. Una de las frases más peligrosas, desde el punto de vista ideológico, es la que aparece destacada por el periodista: “El intento del gobierno de Bachelet de causar una disrupción en el sistema ha fallado (…) Sólo ha interrumpido y frenado el antiguo. Y se ha demostrado que no se puede reemplazar el modelo chileno de libre mercado con algo más”. Hay aquí una sentencia comprometida con la ideología, esa que varios pensadores críticos latinoamericanos -entre ellos el filósofo argentino Hugo Biagini (que también visita Chile la próxima semana para dar conferencias en Santiago en la Universidad Católica Silva Henríquez en el primer encuentro sobre juventudes y en la librería de Le Monde Diplomatique por motivos de la IV Conferencia Internacional Jorge Millas, además en un Congreso sobre exilio en la Universidad de Valparaíso)- que vienen rechazando la predica de que: no hay alternativa. Sin embargo, Sorman viene a repetir la sentencia. Digo repetir la sentencia, ya que se puede advertir una estrategia de blindaje a la ideología neoliberal en nuestro país. Claramente hay una desesperada apología del sistema económico impuesto por la dictadura cívico-militar, para lo cual también han desfilado en menos de un año Niall Ferguson y Francis Fukuyama. Sorman es parte de esta estrategia apologética del neoliberalismo.
Las falacias o ambigüedades del pensamiento de Sorman, y por lo tanto de la ideología neoliberal que aquí interesan son dos. La primera de ellas es que se intenta presentar una visión de la economía con neutralidad ética a partir de la idea de que la economía es una ciencia, razón por la cual se le debe excluir del juicio ético. Este sería, según el economista y filósofo francés, el problema de algunos intelectuales latinoamericanos que intentan ver en la economía un asunto ético, cuando es evidente que los asuntos económicos son científicos.
La primera contradicción aparece cuando se cita la siguiente frase: “Pero si piensas que el crecimiento es bueno para la gente y mayormente para la gente más pobre, tienes que respetar la realidad”. Cuando se habla de “bueno” se está aludiendo al campo de la ética, cualquier persona que haya tenido alguna lección básica de filosofía sabe esto, tal vez un ideólogo no o es simplemente el compromiso de su discurso en el cual su pensamiento se encuentra implicado lo que no le deja ver. Me pregunto, ¿Sorman cree que el problema de la pobreza es un tema meramente científico y no ético? ¿Si no ser pobre, es vivir con cierta dignidad, no es esto asunto de los derechos humanos y por lo tanto de la ética?
Lo que quiero señalar es que hay un hecho falacioso en el neoliberalismo cuando pretende aislar el discurso de la economía en el campo exclusivo de “la ciencia”. Además por su contenido ideológico no está exento de valoraciones éticas, aunque sea sólo en el terreno de la demagogia propia del político. Sabemos muy bien que la ideología neoliberal aparece avalada por ciertos integrismos religiosos que están en dura batalla en el terreno de la ética. La economía neoliberal que se presenta como científica, sabemos hace tiempo que se involucra en la discusión ética.
La segunda cuestión falaciosa es la idea de que este sistema económico, al cual Sorman viene a blindar y por lo tanto a defender, está justificado por ser científico, por ajustarse a la realidad. En la concepción que el filósofo francés está defendiendo no hay mejor alternativa posible que la neoliberal, cualquier intento alternativo sería irresponsable, ya que detiene el crecimiento económico y pone en riesgo la huida de los capitales. Para esto recurro al filósofo argentino Ricardo Gómez en su libro titulado “NEOliberalismo, fin de la historia y después”, en el cual presenta al neoliberalismo como una teoría económica que no funciona debido a que las promesas de generación de empleo y de superación de la pobreza ofrecidas por sus ideólogos más conocidos que son Hayek y Friedman, después de varios años de imposición del modelo, ha fracasado. La ciencia no insiste en la experiencia fracasada ¿Qué razones científicas tenemos para seguir defendiendo este modelo? Por supuesto que escasas, de ahí esta intensa estrategia de visitas de los ideólogos internacionales, que seguramente bien pagados también, realizan la apología de un modelo fracasado recurriendo a la trampa de un discurso falacioso.
Es interesante el contrapunto que se puede hacer desde la teoría crítica latinoamericana a esta estrategia ideológica que aquí denunciamos. Seguro vienen a repetir que es una mala opción eliminar el lucro en la educación y que necesitamos de economías abiertas con exención de impuestos a las transnacionales. Lo irritante de una ideología es que fácilmente cae en majadería y renuncia a la generación de nuevas ideas con nuevos argumentos.
El autor, Alex Ibarra Peña, es miembro del  Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada. Docente en la Universidad Católica Silva Henríquez.
*Fuente: Le Monde Diplomatique

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1 Comentario

  1. olga larrazabal

    La principal falacia de los modelos matemáticos en que se basan los equilibrios que se alcanzarían con la libre competencia generada por el Neo Liberalismo, es que los supuestos que están detrás del modelo, no se cumplen en la realidad.
    Los factores de producción no circulan por el mundo reubicándose a la velocidad de la luz, especialmente la mano de Obra. Son personas, con familias, pertenecientes a la especie humana con sentimientos y emociones. No tienen pleno conocimiento del mercado y tienen que pagar para movilizarse.
    Los actores económicos están enraízados en Estados, que tienen ejércitos y que ciertas movidas económicas de alguno de los actores se reacomoda no a través de los precios, sino a través de una guerra. ¿Como entra este acomodo entre las curvas de oferta y demanda?
    La vida transcurre en el tiempo, no es simultánea, los procesos son secuenciales, y esto hace que no exista un «ceteris paribus» que mantenga un mundo estático mientras un proceso busca un equilibrio. La tecnología cambia rápidamente, y también la cultura y la ideología, cambiando el «clima» en que se realizó un cambio en cierto sentido de un parámetro, que dado este cambio terminó el sistema más desajustado que antes.
    Y la principal prueba de cualquier teoría, es la de la realidad. Y la porfiada realidad ha demostrado que la liberación a destajo ha conducido a la polarización de la sociedad en ricos y pobres, siendo muy pocos los ricos, y muchos los pobres. Y que los pobres están bastante emputecidos, y que las consecuencias de este emputecimiento no están contempladas en la Teoría Económica.
    Y si tienen dudas pregúntenle a Luis XVI o a María Antonieta.

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