¡¡¡¡Caras de palo!!!
El presidente de Colombia Juan Manuel Santos por ejemplo, que hace un par de días llamó a los venezolanos “a la calma y a establecer canales de comunicación para lograr estabilidad política, fortalecer los principios democráticos y respetar los DDHH de los colombianos que viven en Venezuela”. Santos preside un país que vive en guerra civil desde hace casi medio siglo, con cinco millones y medio de desplazados por la violencia militar y paramilitar, y en el que los guerrilleros que se animaron a abandonar la lucha armada para entrar en el juego electoral fueron asesinados todos, uno tras otro. Un país en el que “los falsos positivos” se traducen en miles de sindicalistas, campesinos, alcaldes, concejales y otros activistas asesinados y enterrados en fosas comunes clandestinas.
Obamadeus: ¡me reservo el derecho a decidir todo en el mundo!
Definitivamente en este mundo personajes con serios problemas siquiátricos han llegado muy alto y muy lejos en su afán destructivo, iniciando con Nerón, pasando por Hitler y continuando probablemente con Obama. Este planteamiento tiene serio fundamento científico pues va más allá de una simple opinión negativa, infundada, basada en el odio o la animadversión. Por el contrario, posee un fuerte componente científico que corrobora paso a paso la hipótesis que se plantea en esta columna.
El pueblo de Venezuela lucha por sus conquistas: NO al golpe de estado
El pueblo de Venezuela lucha contra quienes no aceptan el modelo económico que se ha construido en Venezuela en el cual el Estado tiene injerencia y el control de las riquezas del país y que con sus frutos entrega bienestar social, salud, educación y recreación al pueblo por años fue marginado de todo. Hoy existe conciencia, en los venezolanos trabajadores, en los estudiantes, que el petróleo es de y para Venezuela.
La nueva asonada contrarrevolucionaria: momento y perspectivas
A estos “estudiantes” [a lo que han estado en las calles] se les da cheque en blanco, pues representan ante el sentido común de la sociedad, a la juventud, a los hijos de cualquiera de “nosotros” (mayoritariamente sifrinitos eso, sí!), es decir muchachos que “románticos toman sacrificadamente la calle para construir una Venezuela mejor.” La contrarrevolución no ha logrado perfilar otros sujetos sociales de vanguardia. Ni los terranientes latifundistas, ni los empresarios pueden generar un movimiento nacional unificador. El asentamiento de la ultraderecha en el campo de los trabajadores es casi nulo y la presencia orgánica o capacidad de imponer la hegemonía en sectores populares ha sido hasta los momentos infructuosa.