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Los gritos del silencio de una Humanidad en Cruz

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Los seres humanos somos "la pera", como diría un
español.  Nos inventamos que Dios , a
quién atribuimos un cúmulo de virtudes humanas sin tener la más reverenda idea de
lo que estamos hablando, nos crió "a su imagen y semejanza".   Modestamente…. Y a Él le atribuimos todo lo
que en nuestra imaginación nos gustaría ser.

Y todo lo que hacemos, que no nos gusta, le echamos la culpa
a otro personaje llamado Satanás, que no podemos explicar bien su
funcionamiento, porque definimos a ese Dios y sus acciones de tal manera, que
no nos deja espacio para el mal.  Y
Satanás es todo lo que, también en nuestra imaginación, nos confunde, hace daño
a los hombres y en último término, mata.

Desde esa declaración de principios que hicieron los
Sumerios 3000 años antes de Cristo, y que los Judíos la metieron en sus Libros
como algo cierto, pero dudoso (los judíos no tienen dogmas) y que los
cristianos se lo creen a pie juntillas, hemos hecho puras pelotudeces, pero nos
seguimos creyendo "hechos a imagen divina" con exclusividad.

¡Las huinchas! Somos tan "imagen de Dios" como lo es la
bacteria, el chimpancé y el bonobo, nuestros parientes genéticos más
cercanos.  Salen algunos y dicen: " Pero
si el ser humano tiene conciencia, se da cuenta de si mismo…" ¿Seguro?  Yo juraría que no.  Claro, se da cuenta que tiene un cuerpo
físico individual, que tiene hambre, que le duele, que tiene frío, que tiene
ombligo, que tiene ganas de….Y no mucho más. 
Quizás de que tiene una imaginación desbordada para contarse cuentos
sobre sí mismo y sus maravillosas aspiraciones. 
OK  ¿Pero dónde están sus
maravillosas realizaciones, en términos humanos, me refiero?

En términos tecnológicos hemos avanzado rápidamente,
construimos máquinas para trabajar menos y ahorrar energía.  ¿Y a dónde va este ahorro de energías?  Hacia un grupo de personas, que es
minoritario, mientras otro grupo  labora
en forma de esclavo, y con su muerte paga el ahorro de energías.

Por ejemplo, tomemos los celulares. Y los computadores. Son
una maravilla para la
Humanidad.  Alguien
investigó, dedujo y descubrió, que un mineral llamado Coltan, tenía unas
propiedades tales de superconductividad, carácter ultrarrefractario (minerales
capaces de soportar temperaturas muy elevadas), ser un capacitor (almacena
carga eléctrica temporal y la libera cuando se necesita), alta resistencia a la
corrosión y a la alteración en general, que incluso le hacen idóneo como
material privilegiado para su uso extraterrestre en la Estación Espacial
Internacional y en futuras plataformas y bases espaciales.  Esa es la buena noticia.

La mala noticia es que el Coltán está en el Congo en Africa,
continente poblado por  seres humanos de
piel oscura y cabello crespo, que ese mismo libro que habla de la Creación, inventa una
culpa según la cual los humano de piel más clara podían esclavizarlo. Súper
cómodo y tranquilizador. Y así no más fue y sigue siendo.

El Congo Belga se llamaba. 
¿Y por qué no nos preguntamos que  estaban haciendo los belgas en el Congo, tan
lejos de casa?  Saquendo recursos
naturales, esclavizando, robando minerales, para que su rey, que se
autotitulaba dueño, viviera cristianamente en Europa, con palacio, ropas
bonitas, música exquisita, en bellas ciudades. 
Es decir se elevara para ser cada día más parecido al Dios que lo
creó.  ¿Y la esclavitud, el horror y la
explotación?  Ah, debe ser obra del
Satanás.  Claro que es obra del diablo,
porque permite que los puros y santos  se
mientan a sí mismos por estar metidos en actividades que causan degradación y
muerte, pero que como están en otro continente, no se ven y es de mal gusto
recordárselas.

Este ejemplo, es lo que nos sucede en toda la Humanidad y en todo
orden de cosas.  Lo del Congo, sin belgas
hace rato, sigue igual, y con millones de muertos debido al Coltan, nuestros
computadores y nuestros teléfonos celulares. ¿Y cómo vamos a vivir ahora sin
esos tiestos que nos hacen tanta falta, que nos ahorran tiempo y energía y nos
hacen tan felices?

Vi ayer una película de González Iñarritu, en TV, en que
mostraba el costo en Inhumanidad que se paga, para que nosotros, los
privilegiados, podamos creernos humanos sin ningún asco.

Así una doctora en USA, que cuida pacientes, que hace turnos
y se desvive por rescatar gente de la muerte, tiene que tener una niñera
filipina, que dejando a sus propios hijos en Filipinas, al otro lado del
mundo  al cuidado de sus abuelos ya
mayores, le cuida a su hija con devoción. 
Pero los abuelos no pueden impedir que un extranjero, de esos que va a
hacer turismo sexual con niños al Oriente, se apodere de uno de los hijos y
casi lo mate al violarlo.

Un joven empresario, súper decente, va a Thailandia, y se
espanta con el turismo sexual infantil y lo único que quiere es volver  a su casa. 
Se niega a participar, pero igual cae con una niñita prostituta, a la
que trata muy bien, pero igual no se abstiene como debiera.  Y la chica trabajaba para mantener un bebé al
que canta por celular canciones de cuna, desde el lugar de trabajo. Ella al ser
bien tratada, le dio lo único que sabía dar: sexo.  Y él no tuvo la grandeza de no aceptar, de
cobijarla bajo sus brazos como niña que era, de consolarla.

El placer se paga con la deshumanización del sistema, la
virtud de unos se paga con el martirio de otros, la necesidad de afecto de
otros es aprovechada por el ansia sexual del pervertido o del inconsciente.

Sospecho, por decir lo menos, que por el hecho de haber
tenido un pequeño upgrade intelectual sobre los chimpancés que asesinan y saben
de manejo de poder y los bonobos, otros chimpancés alegres que zanjan todas sus
diferencias a través del sexo libre y a granel, no somos precisamente la imagen
de ese Dios perfecto que nos fabricamos. 
Muy por el contrario, con nuestras mentiras y ocultaciones que nos
llevan a nuestro propio autoengaño y a la muerte y degradación de tantos,
rezamos a Dios pero le damos culto a Satanás.

Así no percibimos los gritos del silencio de la Humanidad, no escuchamos
los gritos de los niños o jóvenes abusados cuando querían afecto, los gritos de
los pueblos cuando les quitamos sus tierras para nuestros avances tecnológicos,
los gritos de las mujeres abusadas so pretexto de guerras ideológicas  y en general de los débiles a los que
clavamos en la cruz, por flojera de pensar, de dejar de vivir como estamos
viviendo, de gastar nuestras energías o porque nos cuestionan nuestra ceguera.

A veces esos gritos salen de instituciones que se supone
debieran girar alrededor de la compasión, como las religiones cristianas, por
ejemplo, lo que es el caso de Chile en este momento, y nos llena de terror ver
la sombra de frente, transmitida por televisión, y arremetemos contra todo con
una furia terrible.  Es cosa de ver los
blogs, para ver el terror producido por la sombra.  Pero siempre ponemos la culpa en otros.

Porque muy culpables serán muchos curas, pero no son tantos
en Chile como para justificar tanta prostitución, tanto tráfico de drogas,
pedofilia en las familias y quizás que pasa con esos niñitos y niñitas que
andan haciendo piruetas en las esquinas, igual que los niños de  Filipinas.

Y los robos institucionales, y la plata que debía de llegar
a la educación de los pobres y no llegó, y el agua que se están robando, es
problema de todos los chilenos.

Y todos tenemos celulares, muchos tienen computador y todos
aspiran a pantallas de plasma.  Y nos
encantan las cosas chinas o de la
India, sabiendo que son más baratas porque usan mano de obra
esclava.

Así vemos la película de 
Mel Gibson de la crucifixión de 
Jesús y se nos paran los pelos. 
Pero se nos olvida lueguito, porque esas torturas, decimos, son cosa del
pasado.  Nosotros somos humanos modernos,
que tenemos conciencia, y que según los gurús, el año 2012 vamos a despertar
iluminados, o salvados, o como quieran llamarlo…sin hacer ningún esfuerzo.

Semana Santa 2011

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