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Harberger, Lagos y la Concertación

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Arnold Harberger fue -junto con Milton Friedman- el padre de
los chicago-boys, esto es, de los economistas formados en el neoliberalismo más
extremo en la Universidad
de Chicago durante la segunda mitad del siglo XX. Y, concretamente, de
numerosos economistas chilenos que, desde mediados de los 50, fueron a estudiar
a su Escuela de Economía, en virtud de convenios en ese sentido suscritos con la Escuela de Economía de la Universidad Católica
de Chile, y posteriormente con la Universidad de Chile.

Es importante recordar que en esos tiempos los partidos
políticos chilenos que hoy forman la Concertación se guiaban por doctrinas económicas
de transformación social totalmente contrapuestas a las postuladas por aquel
centro de estudios estadounidense. Y que, en ese entonces, un joven abogado
radical -Ricardo Lagos Escobar- publicaba un libro que hizo época en nuestro
país (La concentración del poder económico) donde se hacía un descarnado y
crítico análisis de la emergente oligarquía conformada en torno a los grandes
grupos económicos financiero-industriales.

También es fundamental tener en cuenta que la dictadura
impuso un modelo económico basado estrictamente en las recetas de Chicago. Como
lo ha reconocido Andrés Allamand, "Pinochet le aportaba al equipo económico… el
ejercicio sin restricciones del poder político necesario para materializar las
transformaciones. Más de alguna vez en el frío penetrante de Chicago los
laboriosos estudiantes que soñaban con cambiarle la cara a Chile deben haberse
devanado los sesos con una sola pregunta: ¿Ganará alguna vez la presidencia
alguien que haga suyo este proyecto? Ahora no tenían ese problema". (La
travesía del desierto; Edit. Aguilar, 1999; p. 156)

Lo insólito fue que durante sus veinte años de gobierno el
liderazgo concertacionista se viró completamente, adhiriendo en la práctica a
esas doctrinas neoliberales. Como lo reconoció el principal arquitecto de la
denominada transición, Edgardo Boeninger, en un libro que publicó en 1997
(Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad, Edit. Andrés Bello),
dicho liderazgo experimentó a fines de los 80 una "convergencia" con el
pensamiento económico de la derecha, "convergencia que políticamente el
conglomerado opositor no estaba en condiciones de reconocer"; y que "la
incorporación de concepciones económicas más liberales a las propuestas de la Concertación se vio
facilitada por la naturaleza del proceso político en dicho período, de carácter
notoriamente cupular, limitado a núcleos pequeños de dirigentes que actuaban
con considerable libertad en un entorno de fuerte respaldo de adherentes y
simpatizantes". (pp. 369-70)

Producto de ese viraje se produjo en estos veinte años la
legitimación, consolidación y perfeccionamiento del modelo económico impuesto a
sangre y fuego por la dictadura. De este modo, han llegado a ser parte de
nuestro "paisaje natural" -con muy pequeños cambios- el "Plan Laboral", las
AFP, las ISAPRE, la LOCE-LGE,
la ley de concesiones mineras, la ley de universidades de 1981, las
privatizaciones o concesiones de servicios públicos, la gigantesca
concentración del poder económico; etc.

Todo lo anterior ha sido "generosamente" reconocido por
connotados líderes e intelectuales de la derecha chilena como Hernán
Somerville, Herman Chadwick, Oscar Godoy, Ricardo Claro, César Barros,
Hermógenes Pérez de Arce y Harald Beyer. Pero ciertamente que aquello ha tenido
su culminación con las reiteradas apologías de Lagos y de la Concertación
efectuadas por el mismísimo padre de los Chicago-boys: Arnold Harberger.

Así, en marzo de 2007 Harberger, al referirse a una intervención
de Lagos ese año en Colombia, declaró que "su discurso podría haber sido
presentado por un profesor de economía del gran período de la Universidad de
Chicago. El es economista y explicó las cosas con nuestras mismas palabras. El
hecho de que partidos políticos de izquierda finalmente hayan abrazado las
lecciones de la buena ciencia económica es una bendición para el mundo". (El
País, España, 14-3-2007)

Y hace algunos días dijo en nuestro país que "en los años 60
y 70, una fácil ideología del estatismo surgió en la gran mayoría de los países
en la región… Y uno pensaba: ¡cuándo van a aprender las lecciones de la ciencia
económica! Yo creo que el motivo principal… de la Universidad de
Chicago, fue traer la buena ciencia económica a Chile, y yo creo que tuvimos
éxito en eso. Ese convenio con las Universidades Católica y de Chile generó que
tuviésemos representantes de nuestro grupo en cada gobierno… En los gobiernos
de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet siempre ha habido uno o dos de este grupo.
Todo eso produjo aquí una cultura económica que es muy fuera de lo normal en
Latinoamérica. Uno no encuentra acá la misma lucha ideológica. Yo asistí en
Cartagena a una reunión de la
Asociación de Bancos de Colombia, y cuando llegué estaba
hablando Ricardo Lagos, ex presidente de Chile. Y él estaba dando las lecciones
de economía, de regulación bancaria, y no pude encontrar ni una frase que no
hubiera sido pronunciada por un profesor de Chicago en mi tiempo ahí, pura
economía, no más. Uno ve a los diferentes partidos políticos en Chile, sus
plataformas económicas difieren en milímetros, en centímetros, no en
kilómetros… yo creo que ha habido una gran evolución de la política económica
en Chile durante el período del gobierno militar, y una vez que se formó el
equipo de Patricio Aylwin con Alejandro Foxley y otros, ellos siguieron el
mismo rumbo que los gobiernos anteriores, y eso ha seguido hasta hoy día que yo
sepa". (El Mercurio; 19-12-2010)

Por cierto que las anteriores expresiones de Harberger no
generaron, ni entonces ni ahora, ningún malestar en el liderazgo
concertacionista. Es más, ni siquiera han sido noticia…
martes, 28 de diciembre de 2010

*Fuente: El
Clarín

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