España: Marcos Ana, el Quijote viviente
11 de octubre de 2008
Mi pecado es terrible; / quise llenar de estrellas / el corazón del hombre (Marcos Ana)
Después de 23 años tras los muros, lo más difícil fue la libertad. Aprender a ser libre. Marcos sabía vivir en la cárcel, donde el cariño hacia (y de) sus camaradas fue su sostén y su motor. Aunque fue torturado hasta casi morir; aunque vio asesinar tantas vidas y también su juventud, tiene grabadas en la piel y en todo su ser las risas de sus amigos y su generosidad. Con ellos compartía el hambre y el pan, los sueños y los homenajes con que -en las sombras de la sombra y con ingenio- honraban a los grandes poetas.
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