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A-bandono

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Para Paula Pardo.

La imposibilidad de establecer un vínculo o esa posibilidad que hace al vínculo una relación subjetiva: nombrar, describir, desaparecer.  Esa sensación de estar siendo un “otro”, de mundar el mundo abandonándolo. La fascinación del a-bandono. Abandono entendido como la capacidad de volver las cosas a sus orígenes dejándonos afuera del nombre, desnudándonos.   

La imposibilidad de hacer con el ser un imposible. Pregunto: ¿hacia dónde ir?

 “hacia lo que deviene inicio”.

Ese inicio, ese ruedo de lugar abunda en la pregunta pero no en el espacio. Es espacio es otra cosa. ¿Qué es?

El escritor se inscribe en el espacio de la palabra, espacio que se nombra en el momento de la lectura. Anterior a eso ¿qué hay? Sólo el escritor habita “por un instante esa voz”, su voz, su condición de escucha frente al  silencio de lo que “es.” Una apagancia en la luminosidad. Un arrojo, su arrojo.  De ahí el fragmento, de ahí la lectura ocasional del suceso. Todo se escapa. Todo causa un efecto sin ser “causa”.

En algún lugar el escritor escribe. Ese lugar no es una ciudad o un pueblo. Ese lugar lo funda en el impulso de su pulso. Una mesa, una ventana, el vuelo indefinido de un insecto. Lo que queda detrás de esa invertebrada imaginación que se articula en la palabra. Golpe inicial. Palabra antes de ser. Resplandor. Silencio que emana del vacío.

Vacío que es voz del silencio.

A-bandono: dejar un lugar.

Abierto: que permite el paso.

Abandonarse hacia lo abierto.

Diálogo del hombre con su nombre. Monólogo del nombre hacia un a-fuera. ¿Qué hay detrás del nombre? Espacio abierto (permite el paso) hacia lo inesperado. Desde ahí el a-bandono. Enrancia  descalza. “Desprendido de todo hasta del desprendimiento”.

El escritor deja de ser,  su palabra se a-bandona al ser. Experiencia entendida como la muerte del escritor. Cuerpo presente. Palabra ausente. Un cuerpo tendido          que no puede dar-se nombre. El nombre lo da un “otro”. El fantasma. 

“Acomodó su cuerpo en el sofá y por primera vez se sintió otro”…

¿Quién? Él no lo sabe. Lo intuye. Su desnudo es múltiple. Lo habita.    

“Esa noche soñó con una mujer, multiplicó los panes sin ser Dios, caminó sobre las aguas y presenció su crucifixión”…

multiplicó los panes: Alimento del ser. Abrigo ante la desolación de la noche. Sed en la sed. Sed en el manantial de lo que es. Frente a la belleza, la contemplación. Su balbuceo. Su nostalgia.

caminó sobre las aguas: camino incierto. Sin principio ni final. Andar a través de lo que no es camino. Caminar “borrando”. Transparencia  de la materia. Huella sin rostro.

presenció su crucifixión: Su recibimiento. Nacimiento que nace al “recibirnos” como huésped. Como un estar por a-fuera.

Soñó con una mujer…

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