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piensaChile está de vuelta

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“Ustedes,
ustedes a quienes nosotros amamos.
Somos mensajeros
para acercar a quienes están lejos.
Somos mensajeros,
llevamos luz a la oscuridad,
llevamos la palabra al que se cuestiona.
No somos la luz, no somos el mensaje.
Somos mensajeros.
Nosotros no somos nada.
Ustedes lo son todo para nosotros”. [1]

Creamos este periódico electrónico por razones simples, las que impone la dignidad. Por un deber que no se puede ignorar cuando no se acepta la mentira; por una obligación que nace cuando se siente vergüenza. En otras palabras, nacimos cuando no pudimos dejar de aceptar que habíamos sido traicionados. Nacimos para ayudar a transmitir lo que otros callan, ocultan, tergiversan.

Nos alegramos cuando pudimos contabilizar las primeras visitas. Celebramos los primeros mensajes recibidos y aprendimos a trabajar con la paciencia necesaria para construir algo grande que apunte hacia el futuro. Pero, cuando iniciamos los trabajos de creación y construcción de piensaChile, hace ya más de 6 años, jamás pensamos que podríamos llegar a tener la cantidad de visitas que logramos hace un par de meses (más de 100.000 al mes). Sin embargo, cuando lo logramos, tuvimos que aceptar que este “éxito” también puede convertirse en un problema.

La aparente democracia que ofrece Internet tiene un precio y, si se quiere llegar a todos, hay que tener los recursos necesarios para financiar la contratación de un servicio que sea capaz de atender la demanda que se presenta. Eso lo aprendimos en los pasados tres meses. Las “caídas” del sitio piensaChile.com no tuvieron otra causa que una carga mayor de la que nuestro hosting es capaz de soportar.

En estas semanas de ausencia, se han multiplicado los correos, desde Chile y el extranjero, preguntándonos las razones y enviándonos mensajes de preocupación y solidaridad, lo cual nos demuestra que nuestro esfuerzo no ha sido en vano. Agradecemos esos mensajes que nos fortalecen, pues nos demuestran que este espacio está cumpliendo su objetivo inicial.

Hoy volvemos a ti, esperando que el nuevo formato y las nuevas condiciones técnicas creadas nos permitan enfrentar con éxito la nueva etapa. Hoy, más que nunca, queremos que, por sobre todo, sepas que esta es una iniciativa que no tiene ni busca apoyo de instituciones oficiales ni partidos. Somos un grupo de personas comunes y corrientes que ha aprendido a organizarse para mantener este sitio: unos editando los materiales a publicar, otros atendiendo tareas técnicas y los otros, los más importantes, enviándonos sus mensajes para comentar, criticar, sugerir y compartir el relato de sus alegrías y esperanzas.

No somos más que un grupo de ciudadanos comunes, como tú, interesados en mantener vivo un espacio de libre opinión, que no se somete a los criterios del mercado ni menos a los intereses partidistas, pues creemos en el verdadero periodismo, real, cercano, sin farándula ni protagonismo, tratando de atender únicamente el interés común, convencidos de que es posible construir una sociedad en que imperen valores como la justicia, la solidaridad, la dignidad y el respeto a la personas.

Estamos seguros de que no hay futuro posible si no somos capaces de aprender del pasado, y para ello el rescate de nuestra Memoria es imprescindible. En un mundo que vacila y se tambalea, no hay futuro posible para nosotros si no avanzamos hacia la integración de nuestro continente, de Nuestra América, esa que ya soñaron y comenzaron a forjar nuestros abuelos. Te invitamos a avanzar juntos, “tu presencia es importante, tu participación es imprescindible”. No calles. Estamos contigo.

Recibe nuestro saludo fraternal y nuestro agradecimiento.

“Ustedes,
ustedes a los que amamos.
Ustedes no nos ven.
No nos oyen.
Nos imaginan muy lejos
y estamos muy cerca.
Somos los mensajeros
para acercar a los alejados.
No somos el mensaje.
Somos los mensajeros.
El mensaje es el amor.
Nosotros no somos nada.
Ustedes lo son todo para nosotros.
Déjennos vivir en sus ojos.
Vean su mundo a través de nosotros.
Reconquisten su mirada amorosa de nuevo.
Entonces estaremos cerca de ustedes
y ustedes de Él”. [2]

 

[1] Inicio de la película de Wim Wenders: “Tan lejos y tan cerca” (In weiter Ferne, so nah!), 1993.
[2] Final de la película de Wim Wenders: “Tan lejos y tan cerca” (In weiter Ferne, so nah!), 1993.

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