Hoy, los obispos del Continente van al Santuario de Aparecida para escrutar los signos de los tiempos y, a discernir las angustias y las alegrías del pueblo latinoamericano en momentos históricos bien definidos y cruzados por una línea maestra que es el modelo económico neoliberal que azota y castiga a los más pobres y los condena a una especie de muerte lenta. Por cierto que en estos tiempos es difícil ser genuino discípulo de Jesús, más aún si consideramos con seriedad que ser discípulo es cambiar de vida!