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Soldados estadounidenses vestidos con ropas árabes

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Una agencia árabe de noticias informó el sábado 15, a través de internet, que ciudadanos iraquíes detuvieron el pasado martes 11 a dos soldados estadounidenses vestidos con ropas árabes. Los sorprendieron mientras intentaban hacer estallar un coche con explosivos en el distrito de Al-Ghazaliyah, un área residencial al oeste de Bagdad.

Cuando la policía “colaboracionista” -según califica la agencia- los llevaba para interrogarlos, apareció una numerosa fuerza militar norteamericana, rescató a los dos prisioneros y huyó a toda velocidad.
Este episodio recuerda a otro, de similares características. El 19 de septiembre, dos soldados ingleses -también vestidos como árabes y con explosivos ocultos en un vehículo civil- fueron detenidos por la policía iraquí en Basora, 450 kilómetros al sur de Bagdad. Tropas británicas apoyadas con tanques y helicópteros los rescataron el mismo día. Después se supo que los dos militares pertenecían al Special Air Service (SAS), una fuerza entrenada “para atravesar las líneas enemigas por tierra, agua y aire en ambientes hostiles”.

El accionar de soldados ingleses y norteamericanos, con ropas árabes y bombas, no es una casualidad. Es evidente que no constituyen casos aislados, sino que marcan una modalidad operativa. La pregunta entonces es: ¿a quién beneficia el terrorismo en Irak?

El “modelo” francés
La poco clara situación de Irak recuerda a la guerra de liberación en Argelia (1954-1962) contra el colonialismo francés. La Organisation de l’Armée Secrete (OAS), grupo paramilitar opuesto a la independencia, inició una oleada de atentados terroristas con explosivos. El grupo clandestino estaba integrado por franceses o descendientes de franceses nacidos en Argelia, conocidos como “pieds noires” (pies negros).
Simultáneamente, el ejército francés aplicaba la tortura generalizada y la ejecución sumaria de centenares de sospechosos. Los paracaidistas del general Jacques Massu se distinguieron por su crueldad, con métodos que algunas décadas después se “exportaron” a Argentina.
Una ley aprobada el 23 de febrero de 2005 en Francia intenta negar los crímenes y rehabilitar a los terroristas europeos de la guerra en Argelia. En Marsella se reivindicó en julio pasado la memoria de Roger Degueldre, creador de los Comandos Delta de la OAS. Condenado a muerte por un tribunal militar, Degueldre fue fusilado el 6 de julio de 1962.
El artículo cuarto de la nueva ley ordena a los profesores de Historia que reconozcan “el papel positivo de la presencia francesa en ultramar, particularmente en Africa del Norte”. El artículo 13 rehabilita a los antiguos miembros de la OAS, establece indemnizaciones a los que resultaron condenados y encarcelados o a quienes huyeron al extranjero, y les devuelve los derechos de los que fueron privados.

El general en su laberinto
Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses y los ingleses fusilaban sin juicio y en el acto a los soldados alemanes que capturaban con uniformes falsos o ropas civiles. Era una violación a las convenciones de guerra, explicaban los aliados. Los casos más notables se dieron en Bélgica. La mayoría de ejecutados por los norteamericanos fueron comandos de la Waffen SS dirigidos por el legendario coronel Otto Skorzeny, quien ganó fama internacional por el espectacular rescate del Duce Benito Mussolini en septiembre de 1943.
Skorzeny, un ingeniero austriaco, ingresó al ejército alemán como voluntario a los 31 años, edad en que otros ya eran capitanes, mayores o tenientes coroneles. Medía un metro noventa y era lo más parecido a un playboy: antes de la guerra se había dedicado a la esgrima con sable, la navegación a vela, la aviación civil y las carreras de automóviles. Herido varias veces en acción, fue condecorado con la codiciada Cruz de Hierro por su valor y pronto alcanzó el grado de coronel.
En diciembre de 1944, Skorzeny provocó caos detrás de las líneas estadounidenses en Bélgica. Algunos de sus comandos, oficiales y suboficiales que hablaban inglés, usaron uniformes y jeeps capturados al ejército enemigo, cortaron comunicaciones, invirtieron carteles de señalización, derrumbaron avisos que advertían sobre campos minados, nadaron como hombres-rana en algunos ríos para dinamitar puentes y divulgaron rumores contradictorios entre las fuerzas adversarias.
El multifotografiado general Dwight Eisenhower, comandante general de los invasores, se convirtió en “prisionero” de su propio cuartel porque temía ser asesinado por “el hombre más peligroso de Europa”, como lo definió la prensa de estados Unidos.

El hombre es el estilo
El tribunal de Nüremberg que juzgó los crímenes de guerra nazis no pudo comprobar ningún exceso en el desempeño militar de Skorzeny. Su abogado defensor estadounidense, teniente coronel Robert Durst, le dijo: “Sé que usted no tiene nada que ocultar y lucharé con todas mis fuerzas como si fuera mi hermano”. El comandante Forrest Yeo-Thomas, de la Real Fuerza Aérea británica, dio testimonio acerca del correcto desempeño del militar. Le ofreció, incluso, un departamento que poseía en París para que el ex ingeniero austriaco viviera después del juicio.
Durst y Yeo-Thomas sabían que el coraje no tiene ideología ni nacionalidad. Procedieron como actúan los caballeros ante un igual, aunque haya sido adversario
Las autoridades del tribunal, que a través de su espectáculo jurídico -y, para la época, bastante mediático- ya habían cumplido con su meta “ejemplificadora”, no emitieron veredicto contra Skorzeny pero lo mantuvieron tras las rejas. En 1948, el ex coronel se fugó oculto en la parte trasera de un vehículo. Nunca hubo orden de captura: los aliados no querían que el antiguo enemigo retornara a las primeras planas de los periódicos.

Skorzeny escribió sus memorias en dos tomos, titulados “Vive peligrosamente” y “Luchamos y perdimos”. La autobiografía, traducida a varios idiomas, es libro de texto en las academias militares de Estados Unidos, Rusia, Grecia, Turquía e, incluso, Israel. Muchos analistas “políticamente correctos” que opinan sobre Irak desde una perspectiva “occidental” deberían leer esa obra: explica la diferencia entre un combatiente y un terrorista.

Artículo enviado a PiensaChile por Voltairnet.org
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