Seriamente, lo que realmente amenaza a la UE no es lo que transmiten o publican Russia Today o Sputnik, sino la rigidez institucional y la estrechez política que le impide aceptar los necesarios cambios para aliviar las enormes asimetrías económicas y sociales entre los países que componen la “zona euro”. La amenaza es la falta de democracia y el desprecio de las voluntades populares cuando se expresan en referendos o protestas masivas, y la indiscutible impunidad de los funcionarios y tecnócratas que cumplen al pie de la letra las ordenes emanadas desde el Banco Central Europeo, cuya misión refleja los intereses de Berlín.