Gabriela fue irónica con las feministas de su tiempo, pensó que no eran lo suficientemente inteligentes, ya que tenían muy poca visión respecto de un cambio sistémico en el orden de lo laboral, las veía poco comprometidas con la mujer trabajadora y veía que se entrampaban en cuestiones que poco tenían que ver con una verdadera condición de libertad. […] Actualmente, por ejemplo, se dice que la mujer se liberó porque trabaja. Pero, cuando llega a la casa lo único que hace es seguir trabajando. También se habla de la liberación sexual de la mujer, pero la realidad crítica nos muestra cómo cada vez y con mayor intensidad la mujer se ve convertida en un producto de mercado.