¿Qué problema tan profundo se esconde en las líneas de mi mano?
¿Es mi país una ilusión que me sigue como la sombra al perro?
¿No hay Viva entre nosotros sin su Mierda, compañeros?
la una para el esclavo, la otra para el encomendero
la una para el que explota salitre, cobre, carbón, ganado
la otra para el que vive su muerte subterránea de minero.
Y como penamos y vivimos en pequeña faja de abismo
frente al vacío alguien gritó la maldición primero.
¿Fue un soldado, herido en la batalla de Rancagua?
¿Fue un marino en Angamos? ¿Un cabo en Cancha Rayada?
¿Fue un huelguista en La Coruña? ¿Un puño cerrado en San Gregorio?