Los mexicanos que iban a unirse esta semana en una gran marcha contra las políticas migratorias del nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, se encuentran ahora inmersos en una fuerte disensión. La movilización, que también incluía exigencias contra el Gobierno mexicano, se ha transformado rápidamente en lo que muchos ven ahora como el intento de mostrar un apoyo incondicional al presidente Enrique Peña Nieto.