Mónica Benaroyo fue vista con vida por última vez el 11 de septiembre de 1973 en Arica. Fue detenida por militares y trasladada a un recinto militar. La historia oficial del régimen pinochetista pretendía que Mónica había sido expulsada del país y por tanto nada podrían saber sobre su destino ulterior. Pero la orden de expulsión evidentemente se fraguó para ocultar la espantosa muerte a que fue sometida. Según el columnista Eduardo Contreras, “la compañera fue enterrada viva en la arena cerca del mar dejando afuera su cabeza, la que los uniformados patearon hasta decapitarla”