Chile tiene un problema endémico con los perros callejeros. A principios de los 2000, […] dos dirigentes de una importante colectividad que poseía varias alcaldías en la Región Metropolitana me relataron la solución que su partido implementó para este problema y que no implicaba ni esterilizar a los perros (muy costoso) ni sacrificarlos (habría generado alarma y críticas). Lo que el partido hizo que atrapar a los perros que habitaban en comunas centrales (las llamadas “emblemáticas” y con alta visibilidad pública a nivel nacional) y trasladarlos a municipalidades pobres donde ellos también controlaban la alcaldía.