“Mi alma que desborda humanidad ya no soporta tanta injusticia”.
El jueves 30 de noviembre de 2001 en la mañana, Eduardo Segundo Miño Pérez, de 50 años, se roció con un líquido inflamable y se quemó a lo bonzo frente al Palacio de La Moneda. Minutos antes de prenderse fuego repartió una carta en la que denunciaba la muerte de 300 personas producto de la inhalación de asbesto, responsabilizando a la empresa Pizarreño por utilizar dicho mineral en la fabricación de materiales de construcción a la mutual de seguridad y al Gobierno. Asbesto es el nombre que recibe un grupo de minerales de origen natural que se utiliza en varios productos, como en materiales de construcción (tuberías de agua, entre otros) y en pastillas de frenos de automóvil, con el fin de resistir el calor y la corrosión.