Los «Testigos protegidos» son una figura que ofrece la llamada Ley Antiterrorista, dictada durante la dictadura, que permite utilizar testigos cuya identidad es totalmente ignorada por la defensa de los acusados. No se los ve, no se sabe quienes son, no se los puede contrainterrogar, por lo cual existe un alta posibilidad que sus declaraciones se deban a motivos totalmente alejados a los que persigue la investigación.