Me permito distraer su atención para denunciar un doloroso despojo que se viene produciendo en forma ininterrumpida en contra de casi todos los chilenos, en especial de los más pobres, desde hace ya 30 años. Al hacerlo, no me anima motivación política alguna. Soy absolutamente independiente. No milito en partido político alguno y jamás he desempeñado cargos públicos. Sólo es la indignación lo que me lleva a exponer esto. Soy un ciudadano hastiado, aburrido, de ser víctima de un abuso tan burdo, que lleva ya tres décadas consumándose, y que lo seguirá haciendo, según parece, durante los próximos cuatro años.