Una imagen ha dado la vuelta al mundo. Las redes sociales y la prensa recogían la instantánea en la que Aylan Kurdi, un niño sirio de apenas 3 años, yacía muerto tras ahogarse en el mar, a pocos metros de la costa. Es un hijo de una familia de refugiados. Son seres humanos que huyen de los territorios que han sido víctima directa de agresiones imperialistas muy variadas en los últimos años: invasiones, despliegue de tropas foráneas, bombardeos con aviación convencional y drones (aviones no tripulados), así como financiamiento de grupos armados de mercenarios con el objetivo de derrocar el orden constitucional.